Quito despliega Inteligencia para detectar ex guerrilleros

Militares de la Marina ecuatoriana en un patrullaje fluvial en el brazo de mar de San Lorenzo, Esmeraldas, en abril. Foto: Patricio Terán  / ARCHIVO EL COMERCIO

Militares de la Marina ecuatoriana en un patrullaje fluvial en el brazo de mar de San Lorenzo, Esmeraldas, en abril. Foto: Patricio Terán / ARCHIVO EL COMERCIO

Militares de la Marina ecuatoriana en un patrullaje fluvial en el brazo de mar de San Lorenzo, Esmeraldas, en abril. Foto: Patricio Terán / ARCHIVO EL COMERCIO

La última advertencia llegó del máximo jefe de las FARC, Rodrigo Londoño alias ‘Timochenko’. El líder de la guerrilla alertó que grupos paramilitares de Colombia expanden su influencia en la frontera con Ecuador, tras la firma de la paz.

Estos grupos ya se han tomado “todos los ríos” que confluyen entre ambos países, dijo Timochenko hace cinco días.

Este miércoles, 24 de mayo, EL COMERCIO cruzó datos con agentes de Inteligencia que operan en la frontera norte y admitieron que esa es una “fuerte posibilidad”.

¿La razón? Frente a Esmeraldas, Carchi y Sucumbíos se asientan Putumayo y Nariño, dos de los departamentos con mayores cultivos de hoja de coca de Colombia. Esa situación geográfica convierte alos afluentes fronterizosen una zona clave para procesar la cocaína y luego moverla hacia Centroamérica y EE.UU.

La alerta del jefe de las FARC también provocó reacciones de las autoridades ecuatorianas. César Navas habló con este Diario, como titular del Ministerio de Seguridad (hoy al frente del Ministerio del Interior) y admitió que la situación denunciada estaba entre las posibles amenazas.

¿Qué se está haciendo entonces? El funcionario advierte que se han desplegado grupos especializados de Inteligencia, principalmente en Sucumbíos y Esmeraldas, dedicados a rastrear a organizaciones criminales colombianas y a disidentes de las FARC que no se acogieron al proceso de paz.

“Esto nos permite optimizar recursos y esfuerzos. Es diferente estar patrullando permanentemente que tener información y hacer un golpe preciso. En esto último nos estamos concentrando para ser más eficientes”, sostuvo Navas.

De esta manera matizó la declaración hecha en marzo del 2016 por el entoncesministro de Defensa, Ricardo Patiño, quien prometió un “blindaje al máximo” del cordón fronterizo, de 720 kilómetros.
Es decir, actualmente se mantienen entre 7 500 y 8 000 soldados desplegados en la frontera norte, como ha ocurrido desde los últimos años.

“Nuestra frontera es permeable. Podemos tener 15 000 hombres, pero por las condiciones (del territorio) es difícil controlar al 100%”, dice Navas.

Agentes colombianos que operan en Tumaco (frontera con Esmeraldas) también hablaron con este Diario y reconocieron que actualmente hay fuertes disputas en Nariño por el control de las zonas abandonadas por los guerrilleros.

Según el jefe de las FARC, en la frontera con Ecuador incluso ha aparecido un grupo paramilitar bajo el nombre de Nuevas Guerrillas Unidas del Pacífico, “al mando de un tal David”, que intenta apoderarse del negocio del narcotráfico.

Además, los reportes militares indican que en Nariño no solo hay injerencia de paramilitares o de disidentes, sino también de bandas criminales y de mafias de la droga.

A finales del mes pasado, EL COMERCIO viajó a Tumaco (Nariño) y conoció que desde allí sale más del 90% de toda la droga que llega a Ecuador. Mafias que operan en Esmeraldas ingresan los cargamentos a través de San Lorenzo, y desde allí los movilizan vía terrestre, por el perfil costanero, hasta Manta y Guayaquil, para enviarlos finalmente a Centroamérica.

Cuando se trata de microtráfico, los estupefacientes salen desde San Lorenzo, cruzan por Imbabura y llegan a Pichincha.

Pero la injerencia de desertores de las FARC no solo se siente en la frontera. En El Triunfo (Guayas), fiscales y policías reconocen que sospechosos son enviados a Colombia para que se entrenen con los rebeldes.

Pese a esto, el ministro Navas dice que “afortunadamente” se ha visto que “el número de disidentes que optaron por el crimen organizado es mucho menor” al que Ecuador esperaba tras la firma de paz.

“Creímos que sería un 10 o 15% (del total de las FARC), creo que es apenas un 2 o 3%”. El Gobierno colombiano habla de un 5% de disidencia; es decir, 350 hombres, de los 6 800 que integran la guerrilla.

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