En la avenida Pichincha, en el sector de la Marín, centro de Quito, la estación de pasajeros está deteriorada y sin techo. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Hasta octubre de este 2018 estaba previsto que se entreguen las 414 nuevas paradas de buses en el Distrito Metropolitano de Quito, desde Quitumbe hasta Carcelén.
El contrato con la firma argentina Sarmiento SA señala que estas se construirán en cuatro fases diferentes durante 150 días. En la primera fueron 109 y comenzó el 11 de mayo en el centro, sur y norte. La segunda también finalizó y abarca 105. La tercera ya empezó y son 121; en la última, 79.
El contrato es de alianza público privada por un monto de USD 30 millones por los próximos 10 años, a cambio de la explotación de la publicidad.
Sin embargo, debido a las lluvias registradas en mayo, junio y julio, la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop) concedió una prórroga a esa firma y se espera que los trabajos concluyan a finales de noviembre próximo.
En la avenida Mariscal Sucre, sector de Miraflores, en el centro norte de la capital, un grupo de obreros construye una nueva parada. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
La excesiva cantidad de lluvias complicó el avance de las obras, indicó Christian Zaragocín, gerente de Operaciones de la institución. “No fragua el hormigón y hay problemas, la parada no queda rígida como debería. Se pretende no trabajar en días de lluvia para que no estén bailoteando”.
Ricardo Flores, director ejecutivo de Sarmiento en Ecuador, manifestó que el 56% de las 414 paradas ya fue terminado en la primera y segunda fase, lo cual equivale a 214. Faltan 200 que serán terminadas a finales de noviembre.
La tercera ya comenzó. La mañana de este jueves, 20 de septiembre del 2018, este Diario hizo un recorrido y un grupo de obreros trabajaba en la construcción de una en Miraflores, centro de la urbe, 50 metros más arriba de los túneles de San Juan. Ellos colocaban cemento en el piso e instalaban los fustes de los asientos metálicos y apoyos isquiáticos para personas con problemas de espalda que no pueden sentarse.
La gente los observaba. Mercedes de Arias se dirigía al norte de la capital. Señaló que las nuevas estaciones son necesarias porque tienen techo y brindan mayor protección. “Son un poco pequeñas, deberían medir unos dos metros más para que ingrese más gente, porque cuando llueve se acumulan las personas”.
En el sector de los Dos Puentes, en la calle Necochea (sur), la parada está en mal estado y tomada por vendedores. Foto: Euardo Terán / EL COMERCIO
Para Andrés Villacís, en cambio, las autoridades deben enfocarse en trabajar con mayor rapidez en implementar las paradas. La razón: algunas se encuentran muy deterioradas y “dan pena”. Una se ubica en la intersección de las avenidas De la Prensa y Carvajal (norte). No tiene techo y las paredes están grafiteadas. Papeles con publicidad fueron pegados de forma desordenada.
Con las paradas destruidas –precisó el transeúnte- se proyecta una mala imagen de la capital. Pero, más allá de eso, dice, el problema es la gente que no las cuida, no hay cultura para mantenerlas en buenas condiciones.
Lo mismo opinó Katia Delgado, quien este jueves 20 de septiembre se dirigía al centro de la urbe desde San Carlos. “Esperemos que las nuevas paradas sean instaladas pronto aquí y las antiguas sean rehabilitadas”.
¿Qué ocurre con las antiguas estaciones? Zaragocín indicó que serán retiradas, repotenciadas y ubicadas en varios sectores, lo cual duplicará el número de paradas. Son más de 700 las que se rehabilitarán. En Quito existen 3 624 paradas de transporte público convencional. Un estudio que realizó la Epmmop reveló que el 20% de ese total (724) cuenta con módulo: techo y asientos; y 474 están en estado regular o malo.
Una moderna estación de pasajeros se construyó en la avenida Amazonas, en el sector del parque La Carolina. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
El vandalismo continúa
Zaragocín informó que actualmente hay un reporte de 27 paradas nuevas vandalizadas, desde el 11 de mayo hasta agosto del 2018, en la capital. Adhesivos pegados en las paredes de vidrio, así como grafitis pintados con espray o ácido son los problemas que se presentan con mayor recurrencia.
Las estaciones dañadas son las de la Shyris y Naciones Unidas, así como las de la Amazonas y sus intersecciones con las vías Iñaquito, Blasco Núñez de Vela y Atahualpa. También en la avenida América y Cuero y Caicedo, y en la 12 de Octubre y Lizardo García. Resultaron afectadas además las de las avenidas Colón, América y Mariana de Jesús, en el norte.
“Les dañaron con ácido. Parece que cambiaron de sector”, precisó Zaragocín.
Al parecer, añadió el funcionario, se trata de las mismas personas que dañan las estaciones. Las autoridades detectaron que desconocidos llenan con ese líquido botellas plásticas, les hacen un hueco en la tapa y lo rocían sobre los cristales de las estaciones para pintar mensajes o dibujos.
La reparación de cada plancha de vidrio cuesta USD 800. La Policía y el Sistema ECU 911 monitorean todos los días. Todavía no han sido identificados quienes se dedican a destruir las estaciones de transporte urbano en la ciudad. Actualmente, Sarmiento SA ha destinado cuadrillas de obreros que dan mantenimiento permanente a las paradas.