1979 multifamiliares San Carlos. Una propuesta de vivienda masiva se edificó en el noroccidente de Quito. La construcción de la av. Occidental (actual Mariscal Sucre) consolidó esa expansión. Fotos: El Comercio
Durante la década de los 70, Quito definió y consolidó un nuevo tipo de crecimiento urbano. Los recursos generados por la explotación y exportación petrolera introdujeron en la ciudad una dinamismo urbano y económico que no había experimentado desde finales del siglo XIX.
En los 70 y la primera mitad de los 80, la ciudad encaminó su expansión hacia Carapungo, en el norte, y Turubamba y Chillogallo, en el sur. Estos sitios dejaron su ruralidad con el trazado de nuevas vías, la construcción de viviendas unitarias y colectivas. Así, avenidas como la Mariscal Sucre ingresaron en los programas de mantenimiento vial, articulándose así como un eje de desarrollo urbano; igual ocurrió con la Maldonado y su prolongación a la Panamericana Sur que en esos años fue absorbida por los nuevos sectores que fueron apareciendo hasta el km 10, aproximadamente.
Las áreas ocupadas por las haciendas Solanda, Mena y otras abandonaron definitivamente su papel de periferia y dieron paso a las ciudadelas, palabra que fue consolidándose en la jerga del quiteño. Lo mismo ocurrió en sectores como Andalucía, El Rosario, Cotocollao y Carapungo y las ciudadelas Kennedy y Rumiñahui, en el norte.
1978 av. De la Prensa. Obras de alcantarillado y agua se ejecutaron con la pavimentación de la vía.
La vivienda colectiva, principalmente por la construcción de bloques, tuvo su principal apuesta en el sector de San Carlos, en el noroeste.
La necesidad de mejores vías se materializó, incluso, con la edificación de pasos a desnivel a la altura del Banco Central, en El Guambra y La Y.
Esta situación desembocó en una renovación del servicio de transporte urbano con la operación de colectivos carrozados, dejando atrás a los ‘paperos’ como se conocía a las unidades con carrocerías de madera y metal. Las 10 cooperativas de transporte y cerca de 15 rutas establecidas en esta década se duplicaron hasta mediados de los 80. Las cooperativas de taxis y camionetas se consolidaron, por esta expansión urbana: la población pasó de 625 000 habitantes en 1974 a cerca de 920 000, al finalizar la década de los 80.
1980 bus de dos pisos. En la alcaldía de Álvaro Pérez se trajeron estos vehículos desde Inglaterra.
El entorno urbano tiene un segundo salto vinculado directamente con el aparecimiento en la ciudad de edificios de oficinas y sedes de empresas y bancos que superan los ocho y 10 pisos y que se concentraron en el circuito de La Alameda, El Ejido, La Mariscal e Iñaquito.
Fernando Carrión, urbanista y docente, da cuenta de esto al señalar que se trata de una expansión de la ciudad ya no horizontal sino vertical, con edificios que superan los 10 pisos. “Esto consolida una suerte de especialización del centro, con una función política y religiosa; mientras que en el norte, La Mariscal e Iñaquito toman su protagonismo para una modernidad comercial y financiera.
1975. Benalcázar mil. Este edificio fue por meses el más alto de la urbe.
En el entorno urbano del quiteño, edificios como Banco Central (1963-1968, La Alameda), La Previsora del Norte (1960, av. 10 de Agosto y Río de Janeiro) o el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (1958, av. 10 de Agosto y Bogotá) quedaron atrás en altura. Banco Internacional (1975-1990), Torres Almagro (1975), Benalcázar Mil (1974) y Cofiec (1974) los superaron en altura; este último hasta ahora el más alto de la ciudad (82,8 metros).
En la publicación ‘Quito Patrimonio’, de Rolando Moya y Evelia Peralta (Quito, febrero 2006), se registra esta realidad. En el libro se señala que, entre 1970 y 1980, el área de Quito se cuadruplicó. Grandes pasos a desnivel y edificios de hormigón y cristal expresan la modernidad urbana. La población se diversificó. Todas las etnias y culturas convergieron en la capital, pero ese crecimiento descontrolado “descubrió hartos terrenos vacíos cuya ocupación ocasionó problemas en los servicios, la infraestructura y los equipamientos y acarreó un fenómeno especulativo sin precedentes…”. Otro proceso que incidió fue la migración interna generada por el petróleo y la Reforma Agraria (1973).
1974 av. González Suárez. En los 70 e inicios de los 80 se consolidó como un sector exclusivo.
Cuatro décadas después, la ciudad (ahora Distrito Metropolitano) tiene acciones y procesos pendientes en evolución urbana y poblacional. En los albores del siglo XXI, la ciudad no se inserta dentro del proceso real de globalización ni da pasos para convertirse en ciudad inteligente.
En una visión, para el próximo lustro, Handel Guayasamín, del Colegio de Arquitectos, dice que la ciudad aún puede soportar el triple de población, sin extenderse; para ello debe densificar y compactar su crecimiento urbano.