Hábitat III cambió por cinco días la cotidianidad de la capital. Se desplegaron operativos de movilidad y seguridad para precautelar la integridad de los visitantes. Durante la conferencia, del 15 al 20 de octubre, 110 000 personas visitaron la sede de Hábitat que se ubicó en la Casa de la Cultura y sus alrededores. De ellas, 12 000 fueron visitantes internacionales no residentes.
Según Quito Turismo, el movimiento tuvo impacto sobre todo para las zonas turística y comercial. Se registraron 13 778 habitaciones ocupadas entre nacionales y extranjeros y la estadía promedio fue de 6 días. El 100% de los hoteles de 4 y 5 estrellas (que tienen una tarifa promedio de USD 150) se ocuparon. Mientras que establecimientos de 3 y 2 estrellas tuvieron una tasa de ocupación del 85%.
Una vez finalizado el evento, Quito Turismo realizó un balance para determinar el impacto de la conferencia en la capital y reveló, por ejemplo, que el gasto turístico estimado durante Hábitat fue de USD 39,9 millones. Se calcula que el 34% de ese gasto, es decir USD 13,5 millones se destinó a alimentación y el 21% a alojamiento. Los visitantes además invirtieron en compra de artesanías cerca de USD 3,7 millones, en transporte 4,3 millones, en diversión 3,3 millones.
Un evento de esta envergadura le dejó otros beneficios a la capital. Hernán Orbea, urbanista y catedrático universitario, explica que uno de los principales es que posicionó a Quito en el imaginario de los grandes eventos del mundo desde un punto de vista cultural y turístico. “Además se pudo tener un debate alternativo en torno de la agenda urbana, que al no ser un genérico aplicable en la realidad del país, puso nuevos temas en la mira. Nos dejó hablar de los grandes temas como la carencia de la informalidad y el crecimiento de ciudad’.
Además, explica Orbea, dejó a la ciudad un espacio para poder promover ideas propias en medio del pensamiento urbano global. Asimismo, situó al Ecuador como un lugar pacífico y un excelente escenario para el diálogo.