Redacción Quito
La restricción vehicular obligará a que todos los habitantes de Quito cambien su visión de la ciudad. El alcalde Augusto Barrera ya anunció que desde marzo habrá una gran zona de la ciudad donde no se podrá circular con carro.
Los puntos de congestión
Según el Municipio, en Quito circula un promedio de 400 000 vehículos al día.
La Policía asegura que en la ciudad existen 54 puntos conflictivos de tránsito. La av. Occidental y El Trébol son los más problemáticos.
La restricción vehicular no se aplicará en las parroquias rurales del Distrito ni tampoco en los extremos de la ciudad.
Las horas pico consideradas en la ciudad son desde las 07:30 hasta las 10:00 y de 16:30 a 20:00. Por ahora hay dos propuestas: el Pico y Placa, modelo en que se restringe la circulación en las horas más congestionadas de acuerdo al último dígito de la placa del vehículo. La segunda alternativa es el denominado Hoy no circula, el cual impide que un conductor utilice su vehículo durante todo el día de acuerdo con su placa.
Cualquiera de los dos modelos implica un cambio de costumbres y actitudes, de todos los actores de la movilidad de la ciudad. Santiago Sotomayor es visitador médico y vive en el valle de Los Chillos y utiliza su auto de lunes a viernes para trabajar. Él va desde su casa a recorrer el norte para visitar a sus clientes. “Me afectará una restricción vehicular, habrá días en que tendré que coger bus”.
Justamente este es un dilema para las autoridades municipales: ¿Qué pasará con las personas que usan su carro como herramienta de trabajo?
Uno de los retos será la planificación diaria y semanal de las actividades que impliquen el uso del vehículo particular y el transporte público, como ocurrió en Bogotá, donde se aplicó primero el Pico y Placa y más tarde se restringió para todo el día incluido el transporte en buses y taxis.
La planificación consistirá en saber con anticipación qué horario y qué día no podrá circular. Habrá que cambiar, por ejemplo, la hora de salida de casa y ver quién podrá transportar, de forma segura, a los niños hasta la escuela.
“Todas las medidas causan molestias porque generan un impacto emocional con la ciudad. Se crean conflictos con las personas”, dice Freddy Paredes, experto en Movilidad.
En la última semana, el solo anuncio de la medida, ha generado más cuestionamientos. Uno de los principales: los problemas que tiene el transporte público. Los choferes de buses y taxis también se enfrentarán al reto de mejorar su actitud frente a los usuarios.
Las autoridades municipales y policiales, según Paredes, deberán pensar estratégicamente para dar alternativas “si esto no ocurre, habrá un rechazo y la medida fracasará”. La Policía también afrontará un cambio de actitud, ya que se deberá controlar desde que no se infrinja la normativa municipal hasta que los taxistas utilicen taxímetro y no haya abusos.
Pero el conductor, además de acostumbrarse a la medida, deberá respetar la Ley: no parquear en cualquier lado, no cruzarse el semáforo en rojo, no pitar al peatón…