En Chimbacalle, sur de la capital, unos 250 ciudadanos llegan al centro con síntomas respiratorios. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
El personal viste bata, gorro, doble mascarilla y visor de protección facial. Acostada en una de las 10 camas, separadas por grandes cortinas azules, Margarita cuenta que se siente como cansada, por la falta de aire.
Desde el Comité del Pueblo, norte de Quito, la mujer de 59 años llegó con ese síntoma al dispensario del IESS de Cotocollao, el sábado. Dio positivo para covid-19 -cree- por haber compartido hace ocho días con un familiar que resultó contagiado.
Él está internado en el Hospital San Francisco. Ella permanece en la sala para hospitalización de esa unidad de segundo nivel, en donde se atiende a “pacientes de estancia corta con el virus”, mientras se consigue transferirlos a hospitales. Tras la cortina azul a la derecha de Margarita está Gabriel, de 59 años. Lo acompaña su sobrina, Jessica Brusil. Ella lo ayuda a movilizarse y a comer, pues además de hipertensión sufre de alzhéimer.
A diario, en esa zona de internados hay un promedio de seis a ocho pacientes, relata el coordinador del servicio de emergencia, Alexander Albán. También existe un espacio de atención rápida, adonde llegan unas 120 personas con síntomas cada día.
Además de las 10 camas para mantener en observación a quienes necesitan quedarse, cuentan con un cuarto crítico, para pacientes con síntomas de moderados a severos. Y dos camas para cuidados intensivos.
En junio y julio, la ocupación de camas estuvo al máximo en Quito, recuerda Albán. Tuvieron hasta 17 pacientes, incluidos los críticos. Desde enero, unos cuatro han sido intubados ahí. En los últimos días han llegado a un máximo de 12 en el área.
La atención en estas unidades ha ayudado a contener la demanda en centros de tercer nivel, como el Andrade Marín (HCAM), que cuenta con 119 camas para casos de covid-19. De las 55 para hospitalización, hasta el martes estuvo ocupado el 76%. Y no hay espacios libres de las 65 camas de áreas críticas: unidades de cuidados intensivos (UCI) y emergencias.
Asimismo, el Quito Sur se encuentra al 100% de su capacidad en áreas covid-19, con 253 hospitalizados, 43 pacientes en UCI y otros 39 críticos a la espera de una plaza.
Desde marzo del año pasado, los cinco dispensarios del día del Seguro Social, de Quito, han atendido a 153 137 pacientes con síntomas respiratorios. Y se recibió a 11 509 personas con estos signos en otros centros de primer nivel.
En todas las unidades se tomaron pruebas, 26 569 dieron positivo. En la urbe, hasta el 19 de febrero se registraron 95 094 positivos.
De ellas, 4 436 se aplicaron en Chimbacalle, sur de la urbe. El lunes, unas 30 personas aguardaban pasado el mediodía, en una de las carpas destinadas al triaje respiratorio, junto a la calle Gualberto Pérez.
Luego de ese paso, los médicos determinan la necesidad de una prueba PCR. De 250 pacientes diarios que reciben, al menos a 200 les hacen el hisopado nasofaríngeo, contó Jorge Huilcapi, del servicio de emergencia.
Para ello, el técnico ingresa en una cabina de menos de un metro cuadrado, saca sus manos por unas mangas y así sostiene el hisopo para tomar la muestra, sin contacto directo.
En Chimbacalle, la estancia de quienes necesitan ser hospitalizados es menor, por falta de espacio. El paciente es estabilizado y enseguida se tramita su traslado.
Máximo permanecen observados por ocho horas en la carpa. Allí hay cuatro camas para pacientes de moderada severidad y una para cuidados intensivos. Tienen dotación de oxígeno y otros implementos.
El lunes, Elizabeth, de 43 años, fue por segunda vez, tras permanecer una semana con dolor de cabeza y perder el olfato. La acompañaron su esposo, quien presentaba dolor en el pecho, y su hijo de 1 año, que tenía congestión nasal y fiebre.
Si bien en las unidades del día del IESS los pacientes expresan su agradecimiento por la atención, en grandes hospitales no cesan las quejas de familiares de pacientes con covid-19, que no acceden a medicinas. Algunos han optado por pedir ayuda al presidente del Directorio, Jorge Wated, por medio de redes sociales.
En Pichincha, la Defensoría del Pueblo recibe alertas a diario, asegura el delegado Roberto Veloz. Entre febrero y lo que va de marzo, 40% de casos es de pacientes contagiados de covid-19, con enfermedades preexistentes. Desde el 2 de diciembre, el IESS no responde a un pedido de información sobre el tema.