Desde las 21:00 del sábado, 8 de diciembre del 2018, agentes de tránsito hicieron un operativo en la Shyris, norte de Quito. Fotos: Diego Pallero / EL COMERCIO
Las fiestas de Quito, la celebración de Navidad y las cenas por fin de año hacen que el consumo de licor aumente en diciembre. A la par, el número de accidentes de tránsito ocasionados por ingerir bebidas alcohólicas también crece.
Felipe Cordovez, presidente de la Asociación Ecuatoriana de Importadores de Licores, señala que en diciembre se llega a duplicar el consumo respecto del mes promedio. El 30% de la venta anual de licores finos se produce entre noviembre y diciembre, dice.
Pese a que este año el número de accidentes en las vías en Quito bajó en un 16%, en comparación con los ocurridos el año pasado (de enero a octubre pasó de 7 024 en el 2017, a 5 882 en el 2018), diciembre sigue siendo el mes en el que más incidentes ocasionados por consumo de alcohol ocurren. Así lo asegura Julio Puga, director de la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT).
En diciembre del 2017, por ejemplo, 218 accidentes ocurrieron por ese motivo, mientras que en el resto de meses, las cifras no superaron los 180, según los datos de la Agencia Nacional de Tránsito (ANT).
Las estadísticas son nacionales y muestran que de enero a octubre de este año 72 personas murieron en choques donde el alcohol estuvo presente.
Julio Barba, jefe de la unidad de accidentología vial de la Policía Nacional (que investiga las causas de los siniestros), explica que el licor tiene una incidencia directa en los accidentes ocurridos en diciembre ,y las cifras lo demuestran. En el 2017, su unidad acudió en promedio a nueve accidentes graves al mes provocados por ingesta de licor, pero en diciembre atendieron 24.
Un agente usa un alcotector para medir el nivel del licor. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Puga asegura que, tomando en cuenta ese fenómeno, en diciembre aumentan las campañas de prevención y de control. Márcale cero al alcohol y Tú decides son las dos más importantes que se intensifican. Solo este mes, esperan concienciar a 3 600 personas.
A las 21:00 del sábado pasado, 8 de diciembre del 2018, en la Tribuna de los Shyris, un equipo de la AMT realizó controles a los conductores. Hicieron varias pruebas para verificar si el chofer había bebido más de lo permitido (0,3 gramos por litro de sangre).
Casi a la medianoche, Marlon R., de 19 años, trató de regresar a casa luego de haber bebido en exceso junto a sus compañeros de universidad. Cuando la Policía lo detuvo, no llevaba cinturón de seguridad, tenía las luces apagadas y casi no podía caminar. Se negó a colaborar, pero con paciencia, los agentes le pidieron que soplara en el detector. Tenía 3 gramos de alcohol por litro de sangre en su organismo. Llamaron a sus padres y fue detenido.
Diariamente, 80 miembros policiales distribuidos en grupos se ubican en lugares estratégicos como la Reina Victoria, la Veintimilla, la República y la Michelena y realizan operativos de control. Del 1 al 9 de diciembre, 23 conductores fueron sancionados por manejar en estado etílico.
Como parte de la prevención, las personas son abordadas a la salida de bares y se les pide que soplen un dispositivo que cuenta con un filtro y, si la persona ha bebido más de lo permitido, se emite una alerta.
Entonces, se llama a un familiar para que se lleve el vehículo o se le pide a una persona sobria que conduzca.
Jesús Gómez, asesor técnico de Aneta, explica que el riesgo de sufrir un accidente de tránsito está presente desde el momento en el que una persona sube al auto. Alguien completamente sobrio tiene un riesgo de 1 punto. Pero si tiene 0,3 gramos de alcohol en la sangre (un vaso grande de cerveza), ese valor se duplica. Una persona que tiene 1,5 gramos de licor tiene 26 veces más riesgo.
El licor afecta a cada organismo de manera individual, dependiendo del sexo, del peso, de si el estómago está vacío o lleno, entre otros. Sin embargo, de manera general, un hombre que pesa 180 libras y consume un vaso de una cerveza ordinaria, introduce a su organismo 0,2 gramos de alcohol (no infringe la Ley si decide manejar). Y para procesarlo, su hígado necesitaría de una hora y media.Un trago de whisky puede alcanzar los 0,5 gramos, lo que ya tiene un impacto severo en la percepción y reacción de la persona.
Alfredo Viteri, experto en movilidad, considera que las campañas de prevención son pieza clave para evitar accidentes ocurridos por consumir licor, pero insiste en que las medidas deben ir más allá.
La educación vial, asegura, debe hacerse también desde las aulas y desde la casa.
La campaña debe ir acompañada de multas más costosas como ocurre en otros países y ciudades. Manejar ebrio, en Florida, por ejemplo, es sancionado con más de USD 800.