Los robos de cables en Quito incluyen los de alta y mediana tensión, de alto peligro. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO
Robarlos es un riesgo que puede terminar en la muerte. Sin embargo, el delito es frecuente. El robo de cables eléctricos en el Distrito Metropolitano de Quito genera altas pérdidas económicas a la ciudad. Solo en lo que va del año, la Empresa Eléctrica Quito ha registrado aproximadamente 30 000 metros de cable robado en toda el área de cobertura.
El costo de la reposición de ese material depende del tipo de cable y puede ir desde USD 20 por metro, si es de baja tensión, hasta el triple por metro si es cable aislado para media tensión. En lo que va del año, la reposición de los cables robados ha costado al menos USD 600 000. Pero la cifra es mayor si se valora el tiempo del personal y el daño para la ciudad.
Fernando Gómez, gerente General de la Empresa, explica que lo más grave del robo es la afectación al servicio eléctrico, ya que para reconectar el servicio se invierte una jornada de trabajo.
El robo es parte de un negocio ilícito. El material sustraído es vendido en chatarreras, que pagan entre USD 1,30 y 1,90 por libra de cable pelado.
María Chusig tiene un negocio de compra de chatarra en Calderón. Asegura que cada día van unas 20 personas a vender cable de cobre. Al día compra unos tres quintales de cobre, es decir, unas 300 libras.
Ella vende ese material a las grandes recicladoras. Dice que gana unos 10 centavos por libra. Además, compra aluminio y chatarra, pero advierte que sus clientes prefieren venderle cobre porque tiene un mayor precio. El kilo de chatarra, por ejemplo, compra a USD 0,12. El cobre cuesta 30 veces más. Chusig desconoce de dónde sacan el cable que le ofrecen. Solo sabe que llegan cada semana con más cobre.
En cada poste hay cables de varios tipos. Los que están más arriba se denominan de media tensión, es decir, de 22 800,
13 200 o 6 800 voltios, mientras que por los cables que salen del transformador pasan a 120 o 220 voltios, según explica Bolívar Miño, ingeniero eléctrico que trabaja en tendido de cables. El experto asegura que los ladrones saben manejar la electricidad: usan zapatos especiales que no “hagan tierra”, e implementos especiales para no electrocutarse.
Los cables más propensos a robos son los subterráneos, de baja tensión, en especial los de alumbrado público. Según la Empresa Eléctrica, el robo se presenta más en vías con pocas viviendas, como las avenidas Simón Bolívar, la Interoceánica y la Ruta Viva.
En 2015 se sustrajeron 126 880 metros de cables en la Ruta Viva, en cuatro ocasiones, entre los puentes sobre los ríos San Pedro y Chiche, y el escalón La Cerámica. Como la vía fue construida por la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas, Epmmop, y todavía no había sido entregada a la Empresa Eléctrica, el Municipio debió reponerlos.
Según la Epmmop, el último robo de cables del sistema de soterramiento de la vía se registró en junio: se sustrajeron el cableado de circuitos de mediana tensión y alumbrado público en un tramo de 15 metros. El robo se hizo pese a que el sistema de soterramiento se encontraba electrificado.
La Empresa Eléctrica Quito ha iniciado los procesos judiciales respectivos para identificar a los autores de los distintos casos. Hasta el momento existe una sola persona con sentencia. En este año se encontró a un hombre en delito flagrante en El Inga. El sospechoso admitió la falta y en procedimiento abreviado el juez le impuso 10 meses de prisión.
Gómez aseguró que coordina con las diferentes instancias gubernamentales para frenar este tipo de robo, que ocurre una o dos veces cada 15 días. Además, se han presentado robos de transformadores.
La recomendación es que si nota a alguien sospechoso cerca de cableado eléctrico, llame al 911 y dé la dirección exacta.