El escritorio de Freddy Romero quedó intacto en su puesto de trabajo en el Colegio de Arquitectos de Pichincha. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
El escritorio de Freddy Romero se encuentra intacto y tal como lo dejó el viernes 20 de septiembre del 2019 tras salir de su oficina en la Entidad Colaboradora de Proyectos (ECP) del Colegio de Arquitectos de Pichincha. Su computadora y unos papeles están colocados de forma ordenada junto a una silla.
La tarde de ese día, Freddy se dirigió a retirar dinero en un cajero ubicado en la avenida Amazonas y Gaspar de Villarroel, en el norte de Quito. Antes de las 19:00, personas desconocidas lo apuñalaron en el corazón y el pulmón durante un asalto. Según sus allegados, el joven profesional tenía cortes en los dedos porque, al parecer, se defendió mientras lo agredían con arma blanca. Las heridas fueron tan graves que murió desangrado.
En el lugar donde Freddy laboraba se viven momentos de dolor, pena y desconsuelo. La mañana de este martes 24 de septiembre del 2019 sus compañeros de trabajo acudieron vestidos de negro por el duelo de perder a un amigo. Freddy tenía 41 años y se desempeñaba desde hace seis años como asistente administrativo del área técnica. Era padre de una niña de tres meses de edad. “Su mayor anhelo era conformar su familia y ser feliz junto a su pareja y su niña”, señala con nostalgia Edison Oñate, director administrativo de ECP.
Hace poco Freddy había terminado de construir la casa para vivir con su familia. Lo recuerdan como una persona muy entregada a su hogar.
El velatorio de la víctima fue el sábado 21 y el domingo 22 se efectuó el sepelio. A través de un comunicado, el Colegio de Arquitectos de Pichincha se pronunció por lo ocurrido. “El dolor y la indignación nos embargan; este no es el Quito que queremos ni merecemos. Velar por la seguridad debe ser una prioridad para autoridades y ciudadanos, exigimos que se tomen las medidas necesarias para que volvamos a caminar seguros por los espacios públicos”.
“Tristemente, este no es un caso aislado, noticias, como esta se han vuelto el pan de cada día. La delincuencia está alcanzando niveles realmente alarmantes, que nos pone en situaciones vulnerables a todos”, se indica en el documento firmado por Pablo Moreira Viteri, presidente del Colegio de Arquitectos (CAE-P).
Moreira asegura que la ciudad vive en un estado de alerta permanente por la inseguridad. A esto se suma que las calles y aceras están en malas condiciones, la iluminación de la ciudad se ha diseñado para los autos y no para los peatones. Además, el tráfico impide que las ambulancias y otros equipos de rescate se movilicen ágilmente.
“En las noches existen zonas que quedan desiertas porque no se han promovido usos mixtos. La presencia de policías es deficiente, como peatones y ciudadanos somos y nos sentimos vulnerables”, puntualiza.
Oñate recuerda que, tras el ataque violento, Freddy permaneció en la calle. “El clamor ciudadano es que se haga algo importante para atender este problema, no podemos estar solo sumando estadísticas o contando en redes sociales. No podemos permanecer sin hacer algo trascendental para afinar un problema que nos afecta a todos”.