Atención a afiliados y jubilados en la oficina del Balcón de Servicios del Biess, en la plataforma del norte de Quito. Fuente: Archivo / El Comercio
La novación o renovación de un crédito quirografario del Biess, que en algunos casos es usada por los afiliados como una especie de refinanciamiento de la deuda, se ha visto limitada por la reducción de ingresos que afecta a los afiliados por la crisis económica.
Esta alternativa financiera del Biess, según la entidad, permite a afiliados y jubilados modificar las condiciones iniciales de sus créditos, con lo cual se extingue el préstamo original y nace otro. Se puede renovar un crédito solo dos veces por año. Si lo desea el afiliado, el crédito nuevo puede tener un mayor plazo y, con ello, las cuotas mensuales bajan.
Pero antes de acceder a esta alternativa, el banco realiza una valoración nueva de la capacitad de pago de los clientes.
Esa capacidad de pago y endeudamiento se redujo debido a la pérdida de ingresos de los afiliados, por la menor actividad económica de sus negocios o por la reducción de la jornada laboral.
Esto se ha convertido en una barrera para que los asegurados puedan renovar sus acreencias en el banco y atender la falta de liquidez en los hogares.
El martes 13 de abril del 2021, María Emilia Flores no realizó la renovación de uno de sus créditos quirografarios. A ella le redujeron el 20% de su sueldo en enero y eso afectó su capacidad de endeudamiento. María Emilia paga USD 450 mensuales por créditos que tiene vigentes en Biess.
Tres de ellos se hicieron entre mayo y diciembre del 2020 para pagar una factura de salud de su papá y hermano, que se contagiaron de covid-19, y las compras de una computadora y una silla ergonómica para el teletrabajo.
La idea de la joven era renovar uno de sus quirografarios (el de mayor monto) para que la cuota mensual se le reduzca.
“Quería que el pago me quede en unos USD 300, pero el cálculo no me daba”, dijo.
Según el Bies, entre marzo del 2020 y marzo del 2021, el número de operaciones novadas de quirografarios cayó 21% comparada con iguales meses del período previo.
Pero quienes solicitaron la opción lo hicieron por un monto mayor. En promedio accedieron a 3% más.
Para Sonia Zurita, docente de la Escuela de Negocios de la Espol, la reducción de la capacidad de pago de los afiliados por las reducciones de sueldo explica, mayoritariamente, la reducción de las novaciones.
Las cifras del Biess reflejan una reducción en general de la colocación de quirografarios. En el 2020 se desembolsaron USD 2 728 millones, 190 millones menos que el año previo. La tendencia a la baja continuó el primer trimestre del 2021.
Pese a eso, el banco dijo que en el 2020 se registró la segunda mejor cifra de colocación de su historia, luego del 2019.
Zurita señala que tener la posibilidad de reorganizar las deudas a través de la novación es una buena opción para ordenar las finanzas en medio de la crisis financiera, pues se asemeja a un refinanciamiento.
“Si bien se amplía el tiempo de pago, en algunos casos, es prácticamente como acceder a una deuda con cuotas más bajas y que genera un poco más de liquidez a los hogares”.
Para poder hacer una novación se debe haber cancelado un 25% de la deuda del crédito original o inicial.
Melina Reinoso optó por novar un crédito anterior por un nuevo monto de USD 1 700, para cancelar el semestre de su universidad.
Usualmente las novaciones se usan para pagar deudas, salud y educación. Según Jorge Madera, exdirector del IESS, esa utilización de los fondos, asegura, se ve desde hace más de dos años y se agudizó en la pandemia.
“La poca liquidez por los despidos y el colapso del sistema de salud pública obligó a optar por créditos de mayor monto para solventar necesidades urgentes en el último año”, dijo.