Un nuevo puesto de control fue instalado en Rumichaca

El control se efectúa en una carpa que está en la mitad del camino uno de los tres corredores peatonales del puente.

El control se efectúa en una carpa que está en la mitad del camino uno de los tres corredores peatonales del puente.

El control se efectúa en una carpa que está en la mitad del camino uno de los tres corredores peatonales del puente. Foto: Álvaro Pineda para EL COMERCIO

La movilización de personas por el Puente Internacional de Rumichaca, que une a Ecuador y Colombia, se dificultó. Las autoridades ecuatorianas cerraron con vallas metálicas dos de los tres corredores peatonales del viaducto binacional, por donde antes las personas circulaban libremente.

Ahora los ciudadanos extranjeros y ecuatorianos deben ir y venir por un solo corredor, en donde el servicio de Migración de Ecuador colocó un nuevo puesto de control, que opera las 24 horas.

Esta vigilancia se realiza bajo una carpa, instalada en la mitad del camino de este corredor. Varios funcionarios (hasta cuatro) exigen a todas las personas, que ingresan y salen de Ecuador, una identificación para permitir el paso.

Este punto de vigilancia es adicional a las oficinas de migración de las dos naciones, situadas junto al puente. Los viajeros que desean internarse en Ecuador o Colombia deben registrar su salida e ingreso en estas dependencias.

“Si no portan un documento con los datos personales no pueden avanzar”, advierte un funcionario frente a una fila de personas en el viaducto.

Explica que la revisión en el puente, que entró en vigencia el 27 de febrero pasado, es para mejorar la información de los usuarios del paso fronterizo. Una revisión parecida se realiza a las personas que cruzan el puente en vehículos; rige tanto para los viajeros que salen de Ecuador como para los que ingresan. Si se trata de una familia, la cédula se exige al padre y la madre. Si no tuvieran ese documento se pide la licencia del conductor.

Este nuevo filtro migratorio generó reacciones. Según Jairo Pozo, presidente del Comité para la Reactivación Económica del Carchi, con esta acción que busca controlar principalmente la movilidad de los venezolanos se afecta al turismo y al comercio binacional.

En el Ministerio del Interior se informó que se trata de una disposición que emitió la Presidencia de la República para frenar el paso de extranjeros, que se internaban en Ecuador sin registrarse, pero la disposición es controlar al que ingresa y sale de la frontera binacional.

Uno de los primeros sectores en mostrar su malestar, por el exceso de controles, fue la Federación Nacional de Cámaras Provinciales de Turismo del Ecuador.

Según Diego Vivero, vicepresidente de la institución, el control migratorio que empezó el año pasado sería una de las razones para la disminución del arribo de visitantes de Colombia en el 2018, que hasta el 2017 eran los principales clientes extranjeros (ver infografía). Por eso, considera que el control adicional se ha convertido en una especie de corcho que dificulta el paso de los turistas colombianos.

Ellos llegaban para realizar el turismo religioso. Tras recorrer la Iglesia de Las Lajas, en Ipiales (Colombia), visitaban el Cementerio de Tulcán y la Gruta de la Paz, en el cantón Montúfar (Carchi).

La otra ruta de los vecinos avanzaba hasta las playas de Esmeraldas, Manabí y Salinas. Luego recorrían hasta Guayaquil y retornaban a Tulcán, tras visitar Quito, Otavalo e Ibarra.

Sin embargo, durante el mes pasado, cuando se inició el turismo religioso que se extiende hasta abril, no llegaron las caravanas de visitantes, asegura Fernando Campaña, presidente de la Cámara de Turismo de Carchi.

El 25 de marzo pasado, el colombiano Sebastián Maldonado y su novia, quienes iniciaron su viaje en Pereira, cruzaron el viaducto luego de esperar 25 minutos en una larga fila. Este viajero, que tiene previsto recorrer Ecuador y Perú, estaba molesto.

Vivero explica que el turismo es una actividad sensible, por lo que hay que dar todas las facilidades a los viajeros.

Otras personas que han sentido la presión de los controles son los habitantes de los poblados fronterizos, como Darío Cabezas, quien reside en Tulcán y cruza periódicamente a Colombia para realizar compras o visitar a los parientes o amigos. Antes pasaba el puente libremente. Pero ahora tiene que hacer fila y presentar sus credenciales para atravesar el límite internacional.

Según Campaña, la medida afecta la libre circulación de ecuatorianos y colombianos en las zonas de integración fronteriza, que se extienden hasta Quito (Ecuador) y Cali (Colombia).

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