En la selva es uno de los cazadores más certeros. Tiene 60 años y una puntería envidiable con la cerbatana. Es César Nihua, habitante del pueblo Waorani, quien demostró sus habilidades en la práctica de esta técnica que los nativos usan en la selva para la caza.
A 20 metros de distancia clavó una fina flecha, elaborada con madera de chonta. Esta demostración fue parte de los programas organizados por los pueblos ancestrales al recordar el Día de las Siete Nacionalidades Indígenas de Pastaza.
Ellos fueron reconocidos en 1992 por el Gobierno Nacional, tanto en su territorio, como cada uno de los pueblos. En el encuentro intervinieron los representantes de los kichwas, shuar, achuar, shiwiar, andoa, waorani y zápara. El intercambio intercultural se cumplió en la comuna kichwa Unión Base, ubicada a 15 minutos de Puyo.
Hubo prácticas autóctonas de cada lugar, como prender las fogatas frotando una vara, el campeonato de fútbol para hombres y mujeres, puntería con la cerbatana y lanza, imitación de los sonidos de animales de la selva y bailes autóctonos. La fiesta terminó ayer, 11 de mayo, a las 12:00 con un desfile por las calles de Puyo.
Nihua es considerado por el pueblo Waorani como uno de los más expertos en esta técnica, que es transmitida de padres a hijos. Los niños aprenden a elaborar sus propias flechas y a envolverla, con lana de ceibo que es recolectado en la selva.
Los infantes se inician cazando pájaros y cuando llegan a su juventud van por animales más grandes: monos chorongos, tapires, danzas y otros, que son empleados en la alimentación. “Para eso, se frota en la punta un veneno que es extraído de plantas nativas”, cuenta Abrahan Boyoton, otro habitante waorani.
El domingo, los nativos alistaron sus flechas y cerbatanas. En el cuello de Tito Merino, de la nacionalidad kichwa, colgaba un collar. No es cualquier collar, porque es confeccionado con cuatro colmillos de puma, semillas y las uñas del animal cazado. “Es mi trofeo, yo maté a ese animal y llevarlo en el cuello impone respeto”.
Él usó una cerbatana redonda y preparó la flecha con el matiri (una especie de botella redonda donde se guarda el ceibo) y el biruti donde se ubican las flechas con el veneno, para luego ir a la caza.
Eso atrae al turista guaneño (Chimborazo) Gilberto Colcha, quien intentó con un soplo disparar una de estas puntiagudas y finas maderas, pero su tiro no llegó a 10 metros. “Es algo interesante conocer la cultura y las tradiciones que aún se mantienen en las comunidades indígenas. Es algo novedoso conocer, compartir con ellos, conocer su forma de vida”.
A pocos pasos, Tomás Nihua, dirigente waorani encargado de la organización, dijo que desde hace más de 20 años se efectúa esta fiesta de integración de las siete nacionalidades de la selva amazónica de Pastaza. El objetivo es compartir sus tradiciones y habilidades en la caza, danza y más habilidades.
Otra de las demostraciones fue encender fuego frotando una vara de madera sobre una pequeña tabla. “Hay que tener fuerza, pues hay que traspasar el madero de un centímetro y medio de espesor”, contó José Vargas, de la nacionalidad Shuar. Este experto en esta técnica logró en menos de dos minutos encender una llama.
La celebración finalizó con el festival de danzas autóctonas. Uno de estos grupos fue el de las mujeres waorani, que cubrían sus cuerpos con una especie de collares de diversas formas y colores.
Ellas danzaban al ritmo que cantaba una de las mujeres. Fabiola Enomenga cuenta que esta es una danza tradicional del pueblo en la que se canta a la naturaleza.
Otra de las demostraciones fue la de los kichwas de la comunidad Nuevo Mundo. Escenificaron el resurgir de la vida en la selva. Jesús Gualinga, director del grupo, cuenta que rescatan lo autóctono de la zona que se está perdiendo.
El presupuesto para este encuentro fue de USD 45 000. El Municipio de Puyo aportó con USD 35 000 y las nacionalidades, 8 000 como contraparte.
En contexto
Las delegaciones indígenas kichwas, shuar, achuar, shiwiar, andoa, huaorani y zápara participaron en la celebración del Día de las Siete Nacionalidades Indígenas Amazónicas. En el encuentro compartieron sus saberes ancestrales. Además hubo danza.