Redacción Manta
Los basurales de los cantones Portoviejo, Jama, Pedernales, Puerto López, Paján, Flavio Alfaro y San Vicente aún son frecuentados por menores de edad, quienes recolectan papel y cartón. Según cifras de la Inspectoría del Trabajo Infantil de Portoviejo, los niños minadores suman 48 en esos siete cantones.
Celeste Briones, inspectora de menores de edad, comenta que una buena parte de los niños que realizaban estas tareas ya dejó de visitar los vertederos. Ellos fueron reinsertados en las escuelas.
Los menores se beneficiaron de becas que entrega el programa Proniño. En el plan también participan los cabildos locales.
Para optimizar el uso del dinero de las becas sea bien usado, funcionarios del Instituto de la Niñez y la Familia ayudan en las compras de los útiles escolares y uniformes para cada infante.
Uno de los basurales donde la actividad infantil aún es notoria es en Portoviejo. Manuel, de 8 años, creció en el sitio donde llegan los desechos sólidos de los hogares de la capital manabita. El menor, busca cartón de lunes a viernes. Lo hace acompañado de su madre y de sus hermanos.
Ella, con recelo, cuenta que llegó de Chone hace 13 años, aunque no especifica la parroquia. Reconoce que la única forma de trabajo que encontró fue internándose en el botadero. Manuel y su progenitora viven a 3 kilómetros del basural ubicado en la vía Portoviejo-El Rodeo.
Su pequeña casa está en una pendiente, al borde de una quebrada. Allí hay120 viviendas, la mayoría de personas que habitan en ellas se dedica al minado y reciclaje de desechos.
Hasta ese sitio llegaron los delegados del Infa. Kerly Torres, directora de esa institución, comenta que ya hablaron con los padres para pedirles que envíen a sus hijos a las escuelas.
El plan se ejecuta desde 2006. La primera parte se hizo en Manta y luego en 14 cantones. Hasta la fecha, 384 infantes han regresado a las aulas; 92 son de Manta, 68 de Chone y el resto habita en los otros13 cantones.
En Portoviejo, de 100 infantes minadores identificados se logró rescatar a 92. “El resto está porque sus padres se niegan a darles un cambio de vida“, señaló Torres.