El 1 de abril, en plena crisis, la gente esperaba junto a los ataúdes afuera del Hospital General Guasmo, en Guayaquil. Foto: Vicente Gaibor del Pino / Reuters
Ana Gómez perdió a su padre Vicente Gómez Segundo y a su esposo Jorge Alberto Cedeño el mismo día. Los dos fallecieron en el hospital de Infectología, en el norte de Guayaquil, el pasado 27 de marzo del 2020.
La mujer cuenta que en esa casa de salud pública no le entregaron ninguno de los dos cuerpos. Hasta hoy, 42 días después, ella no conoce con certeza dónde están sus familiares. Ahora, su caso es parte de una investigación que realiza la Fiscalía por una presunta negligencia de los hospitales en el manejo de los fallecidos.
La entidad ha señalado que se indaga el incumplimiento del protocolo para la Manipulación y disposición final de cadáveres con antecedente y presunción de covid-19 hospitalario, emitido por el COE el 24 de marzo. En el documento se estipularon 14 pasos que las casas de salud debían seguir en torno a los decesos.
Organismos como la Defensoría del Pueblo y el Comité Permanente para la Defensa de Derechos Humanos de Guayaquil, que han tenido contacto con decenas de familias de las víctimas, aseguran que en los centros hospitalarios incumplieron al menos siete de las 14 disposiciones establecidas.
Los procesos que no se cumplieron son el registro con los datos correctos de los fallecidos; notificar los decesos a los familiares; permitir a los parientes que se despidan de sus seres queridos. También, mantener íntegro el cadáver y evitar su manipulación; etiquetar las bolsas en las que se envuelven los cuerpos y entregar los fallecidos a sus familias.
De allí que las dos entidades han denunciado que al evadir estos lineamientos, en los hospitales, generó que se perdieran las identidades de decenas de cuerpos. Además, señalan que también se han roto otros lineamientos como la seguridad de las morgues y las cadenas de frío de los contenedores donde estaban los cuerpos.
Eso también lo investiga la Fiscalía. La entidad, en conjunto con Criminalística, trabaja en la identificación de 131 cuerpos NN. Estos son parte de 237 cadáveres que se encontraron en proceso de descomposición en morgues móviles ubicadas en el Hospital del Guasmo. Este centro respondió a este Diario, el 15 de abril, que sí cumplieron los protocolos.
Ana Gómez sospecha que entre esos NN estaría su esposo. Cuenta que nunca le permitieron ver el cadáver. Lo mismo ocurrió con su padre, pero hace una semana supo que fue sepultado por el Gobierno. Pero no está segura, ya que en el registro de sepelios de la Fuerza de Tarea el número de cédula no coincide con el que tenía.
“No sé si sea la tumba de mi papá. De mi esposo, en cambio, no sé nada. Nadie me ayuda”.
Jorge Wated, encargado de la Fuerza de Tarea, ha admitido que pueden existir errores en los datos de los fallecidos. Pero ha señalado que fueron los hospitales en donde se produjeron esos inconvenientes; ahí entregaron la información. Además, que en el Hospital Los Ceibos del IESS y del Guasmo hubo manipulación de los cadáveres de personal ajeno a las casas de salud.
Incluso, en el registro de fallecidos de hospitales hay personas que nunca murieron. Por ejemplo, Alba Maruri y Teófilo Velasco. Sus familias recibieron otros cuerpos y después les notificaron que estaban vivos. Ahora se investiga esas identidades.
Pero entre las familias que buscan a sus parientes también hay enojo. Los hospitales nunca les informaron de sus decesos o lo hicieron de forma tardía. Carla Cobos, quien perdió a su madre el 30 de marzo, en el hospital de Infectología, relata que se enteró tres días después de su muerte.
Para ese entonces ya regía una nueva disposición del COE nacional que señalaba que si nadie reclamaba el cuerpo en 24 horas, la Fuerza de Tarea se encargaría de su inhumación. La joven esperó 35 días para conocer que su mamá había sido sepultada en un cementerio en Pascuales.
Desde la emisión del primer protocolo, el Ministerio de Salud ha actualizado por cuatro ocasiones la normativa. Magdalena Alcócer, representante de la Cruz Roja, fue parte de la mesa de trabajo que elaboró los documentos. Ella dice que el protocolo se estableció, entre otras cosas, para que se “garantice el trato digno de los fallecidos”. Además, señala que la semana pasada emitieron un nuevo documento para la identificación de los cuerpos.
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