Redacción Santo Domingo
Millares de ciudadanos vistieron de blanco ayer para exigir seguridad en Santo Domingo de los Tsáchilas.
La denominada ‘Marcha Blanca por la vida y en contra de la inseguridad’ partió de cinco puntos de la ciudad (La Providencia, Arbolito, Monumento Sueño de Bolívar, Recinto Ferial y Vía Quevedo) y confluyó en la tribuna de la avenida Tsáchila.
Asesinatos en octubre
El 6 de octubre, Carlos Chuquirima, su esposa Wilma Tumbaco, su cuñado Jorge Luis Tumbaco y su empleada Faustina Contreras fueron asesinados y prendidos fuego en el gimnasio Strong Power, en el centro de Santo Domingo.
La noche del 16 de octubre, el policía Christopher Haro, de 26 años, fue abatido cuando iba a merendar. Jonathan Aguirre, de 24, y Édison Bonilla, de 27, aparecieron muertos en el km 2,5 del acceso a Colorados del Búa.
El mismo día, a las 21:00, la Policía encontró los cuerpos de Xavier Toctaguano, Limbert Vélez, Byron Olmedo, David Arizaba y Segundo Mina, en un vehículo Toyota Yaris blanco, en el baipás de la vía Santo Domingo-Quinindé. Fueron abatidos por sicarios.
El 17 de octubre, Dagoberto Lapo, de 49 años y propietario de un asadero de pollos, fue asesinado a balazos en la calle Ambato. Ocurrió a las 06:00, cuando se dirigía al mercado a comprar productos para su negocio. “El pueblo de Santo Domingo se levantó de su letargo para defender la vida y luchar en contra de la muerte violenta”, dijo el obispo Wilson Moncayo, quien participó en la jornada. “Nos defenderemos como una familia, como un hermano defiende a otro”, agregó Moncayo, en un discurso que arrancó palmas.
Entre los participantes hubo una mezcla de sentimientos, entre alegría, por la primera convocatoria masiva por la paz, e indignación, por la violencia de los últimos meses. Según los registros de la Dirección Nacional de la Policía Judicial (DNPJ), entre enero y octubre en Santo Domingo se reportaron 2 012 actos delictivos. Por ejemplo, se denunciaron 114 asesinatos. Octubre fue el mes con mayor incidencia: 21 asesinatos (en enero hubo 12).
“No sé leer ni escribir, pero participó, porque todos tenemos derechos a la vida sin violencia”, decía ayer Martha Cagua, quien llevaba una camiseta blanca “por la paz”. Teresa Aleaga, ambateña que vive en Santo Domingo desde hace 15 años, se sumó a la protesta pacífica. “La noche del martes, mi hija sufrió un asalto. El delincuente se llevó su celular y su bolso. Mi hija no quiso soltar su cartera y el ladrón le arrastró y le lastimó las piernas”, relata.
En la provincia se registraron, de enero a octubre, 244 asaltos a personas y 95 atracos a locales (ver tabulado adjunto).
Aleaga pidió que este tipo de marchas se repita “para ver si así la Policía y las autoridades escuchan el pedido del pueblo”.
Los uniformados que custodiaron la manifestación (350 efectivos de la Policía) escuchaban en silencio los gritos de protesta. Los agentes estuvieron en los cinco puntos de partida y caminaron con la gente hasta el sitio de concentración de la marcha.
A su paso por las calles, los marchantes emitían gritos en contra de la delincuencia. También criticaban la pasividad de algunos observadores que no participaban. “Mirones y elevados también son asaltados”, decían en coro.
La Marcha Blanca se organizó desde hace un mes, a raíz de asesinatos que conmocionaron a la ciudad, como el cuádruple crimen en el gimnasio Strong Power (ver puntuales adjuntos).
En las reuniones de planificación, además de organizar la convocatoria y la logística, se trabajó un documento, que se entregará al Gobierno, a la Asamblea, a la Función Judicial y a la Fiscalía.
En el texto se señala la urgencia de que el Estado satisfaga las necesidades de la población en materia de seguridad ciudadana. También se pide un incremento de dependencias judiciales y de la Fiscalía, así como de policías.
Autoridades y líderes sociales de la ciudad también precisan en el documento: “No se tolerará una legislación en pro del delito por atentatoria a los derechos humanos”. Asimismo, exigen un mayor control de la migración delictiva.
En la marcha estuvieron la alcaldesa de Santo Domingo, Verónica Zurita, y el prefecto, Geovanny Benítez, pero no emitieron discursos. Según los organizadores, se evitó politizar un acto de participación ciudadana.
La jornada terminó con un acto emotivo. Siete niñas, Doménica, Gabriela, Évelin, Alisson, Melva, Lisseth y Nathaly, lanzaron palomas blancas, como símbolo de la paz que reclama Santo Domingo.