Una prótesis reproduce la voz
Redacción Guayaquil
Una pequeña libreta acompaña a Santiago Alay a donde va. La tinta en sus hojas arrugadas cuenta sus sensaciones, experiencias, conversaciones.
“Trabajé 26 años en malaria. Usé el insecticida DDI. Eso me afectó”, escribe mientras espera su turno en el Hospital Teodoro Maldonado de Guayaquil. Hace un año, Alay perdió la voz a causa de un tumor en la laringe.
Los tipos de cáncer
Los tumores se pueden localizar a nivel glótico, supraglótico o subglótico. Estos son los carcinomas epidermoides.
La papilomatosis laríngea es otro tipo de cáncer. Se presenta por las relaciones oro-genitales. El virus migra desde la vagina o desde el pene hacia la garganta y lesiona las cuerdas vocales.
Alrededor de la laringe está la hipofaringe (entrada al esófago). Ahí se pueden presentar tumores laringo-faríngeos.
La cercanía de los ganglios linfáticos a la laringe también puede producir metástasis.Su esposa, Nelly Vera, recuerda que todo se inició con una simple ronquera. “Los doctores dijeron que era alergia, pero cuando no pudo hablar nos preocupamos”.
Fue cuando le detectaron un tumor. La alternativa fue una cirugía en la que le extrajeron la laringe. “Lo más difícil fue ayudarlo psicológicamente”, dice Vera.
La falta de voz no fue la única consecuencia. Alay perdió el olfato y ahora respira por un pequeño agujero en su tráquea.
Pero el pasado viernes su situación mejoró. En una de las salas del hospital del IESS, este manabita de 57 años recibió una caja. En su interior encontró un manual, dos pilas recargables y una especie de micrófono.
Al igual que él, otros seis pacientes recibieron laringes electrónicas, un dispositivo manual que emite sonido a través de las vibraciones de la garganta.
Fausto Pérez no dudó en utilizar el aparato. El guayaquileño, de 76 años, ya está acostumbrado a usarlo. Cada vez que quería decir algo lo acercaba a su garganta. Así emitía una voz un tanto robótica, pero comprensible. “A diario me fumaba dos cajetillas de cigarrillos y tomaba cada viernes (...), de un momento a otro comencé a perder la voz”.
Cada laringe electrónica puede costar hasta USD 2 000. Pero recuperar la autoestima del paciente es el mayor beneficio, según el especialista Germán Vargas. “La depresión, la angustia y el aislamiento entre familiares es lo más severo. Este equipo los ayuda a comunicarse mejor”.
La incidencia del cáncer de laringe se incrementó en los últimos años en el país. “Atendemos entre 10 y 12 pacientes por año. Antes solo se presentaban unos tres por año”, dice Vargas.
Cada año, la Organización Mundial de la Salud registra 390 000 casos de cáncer de cabeza o cuello en el mundo, en los que se incluye el de laringe.
El tabaco y el alcohol son las principales causas de este tipo de carcinomas. Los síntomas: ronquera progresiva, carraspeo frecuente, dolor de oído, dificultades para tragar y la presencia de un nódulo en la garganta.
Vargas asegura que el riesgo aumenta con la edad. La mayor parte de casos se presenta en mayores de 50 años. En tanto que un 95% es de hombres.
La solución quirúrgica, según Wilter Zambrano, es la laringectomía o la extirpación completa de la laringe. La operación se inicia con la separación de la piel y músculos del cuello. El área de extracción va desde la base de la lengua hasta la tráquea.
La laringe se sitúa en la línea media y anterior del cuello. Se comunica por abajo con la tráquea y por arriba con la faringe, la boca y las fosas nasales.
El órgano encargado de la fonación está divido en supraglotis, glotis (donde se ubican las cuerdas vocales), y subglotis .
En la supraglotis se da la unión de la faringe con la entrada del esófago. Por esa parte desciende el aire y el bolo alimenticio.
Tras extirpar la laringe, se reconstruye el esófago para permitir la deglución. Se conoce como esofagoplastia, en el que queda una sola vía desde la boca hacia el esófago y hacia el estómago. “Para alimentarse, el paciente debe usar una sonda nasogástrica por cuatro semanas hasta que cicatrice”, acota Zambrano.
Al final de la intervención se aplica un traqueostoma, un agujero que hace que la tráquea se exponga al medioambiente, lo que permite la respiración.
Luego de la fase de recuperación (unos tres meses), el paciente laringectomizado comienza un proceso de rehabilitación. Una de las alternativas es la erigmofonía o voz esofágica.
Con esta técnica, el sonido se produce por la emisión de una columna de aire (eructos). Esta hace vibrar la unión entre la faringe y la entrada al esófago. Para esto se requiere una buena estructura torácica. Caso contrario se recomienda el uso de la prótesis de laringe electrónica.