Rómulo Brito es ingeniero Civil y trabaja en una obra de construcción en Tumbaco. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO
No quiere atribuirlo a la suerte, prefiere agradecerlo a Dios. Rómulo Brito, venezolano, lleva dos meses en Quito y ya consiguió trabajo como ingeniero residente en una obra de construcción de un laboratorio agroindustrial en Tumbaco, al oriente de la capital. Él tiene un título profesional de Ingeniero Civil.
Brito visitó Ecuador en 2014. Estuvo de vacaciones y se quedó “encantado” del país. Pensó que si alguna vez salía de su patria, Ecuador sería su próximo destino. Un año más tarde se cumplió. A finales de 2015, preocupado ante la crisis social y económica que se vive en Venezuela, llegó a Quito.
En un principio, su idea era dedicarse a la venta de comida ambulante, como algunos de sus amigos que ya vivían en el país. Al menos mientras legalizaba su situación y conseguía un trabajo acorde con sus estudios universitarios. Pero todo ocurrió “antes de lo esperado”.
Siguió el consejo de un compatriota radicado en Quito. Brito asistió a un taller de orientación laboral de la Agencia Metropolitana de Promoción Económica (Conquito) y se enteró de una vacante para ingeniero civil. Se inscribió y luego del proceso de selección resultó ganador. La empresa constructora lo contrató y lo ubicó en una obra en una empresa privada en Tumbaco.
En los cuatro últimos años, según la Asociación Civil de Venezolanos en Ecuador, la llegada de personas de ese país a Ecuador subió. inicialmente estaban de paso, pero ahora ya buscan radicarse.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) registró en el 2012, 45 701 venezolanos que ingresaron al Ecuador y salieron 44 228. Es decir, 1 473 personas con esa nacionalidad se quedaron o no registraron su salida.En 2014 (los datos más actualizados), 119 763 venezolanos ingresaron y salieron 116 651. Hubo uns diferencia de 3 112 venezolanos. Es decir un incremento del 111% con relación al 2012 de personas que se quedaron o no registraron su salida.
Rafael Ortega llegó a Quito hace un año y medio. Tiene un título de tercer nivel en Administración de Empresas. Su fuerte, dice, son los seguros. En su país se desempeñaba como corredor en una consultora.
Su llegada a Ecuador fue planificada. En 2013 realizó un viaje de reconocimiento, para conocer la cultura, el flujo económico y la apertura para emprendimientos en el país. También lo hizo en Costa Rica, pero se decidió por Ecuador. Montó una consultora de seguros y ahora trabaja con empresas nacionales e internacionales para ofrecer paquetes acordes con la necesidad de los venezolanos que han legalizado su permanencia en Ecuador. Por ahora, su labor se ha centrado en Quito. Pero planea abrir sucursales de su emprendimiento en otras ciudades, como Guayaquil.
Ortega comparte oficina, en el norte de Quito, con su compatriota Joselin Bencomo, quien es representante en Ecuador de la empresa asiática Sello Chino. Ofrece asesoría en temas de importaciones. Ella trabajaba para esta firma en su país, pero los dueños de la compañía tomaron la decisión de reubicarla ya que las importaciones se redujeron con la crisis económica.
Yoselin Bencomo y Rafael Ortega comparten una oficina al norte de Quito. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO
La empresa de Rafael Ortega, Eternitas Ecuador, es la corredora de seguros oficial de la Asociación Civil Venezolanos en Ecuador. Esta organización que obtuvo su personería jurídica en 2015 tiene registrados a 5 674 venezolanos en el país, hasta la actualidad.
Aunque su directora, Elena Graterol, calcula que el número de sus compatriotas en el país podría llegar a 16 000 legales y a “un número similar de ilegales”. El objetivo de la Asociación es agruparlos.
De estos 5 674 venezolanos registrados, el 73% es profesional, es decir unas 4 242 personas. Y estos a su vez se reparten en varias áreas de trabajo. Las principales son ingeniería (14%), administración, publicidad y marketing (12%, cada una), medicina 11%, petrolera (10%)… (ver infografía adjunta).
Alfredo López, integrante de la junta directiva de la Asociación, considera que los venezolanos eligen Ecuador principalmente por sus condiciones económicas, sociales y también culturales.
En esto coincide Gina Benavides, experta en movilidad humana y docente de la Universidad Andina Simón Bolívar. Ella explica que los procesos de movilidad siempre responden a factores como la generación y los puntos de atracción del país receptor.
Refiere, como principales razones para la llegada de venezolanos a Ecuador, a “las plazas de trabajo y la economía de bonanza que el país presentaba en años anteriores, el dólar como moneda fuerte, las condiciones de relativa tranquilidad y paz, el idioma, los lazos históricos y sociales comunes y hasta los factores políticos; porque hay afinidades en las líneas de los gobiernos”.
Aunque no todo es positivo. Benavides dice que hace falta trabajar en una política clara de inmigración. La Constitución pregona el concepto de ciudadanía universal, pero “eso no se refleja en el trato que se les da a las personas que llegan al país”, concluye.
Oliver Prada llegó a Ecuador hace tres años. Es médico cirujano. Recibió una oferta de trabajo de una empresa petrolera y decidió aceptarla. Tras terminar el contrato con esa entidad, otra de las mismas características lo buscó y sigue brindando sus servicios en la planta de la empresa en la Amazonía. Vive con su esposa, quien es periodista.
Brito, Ortega y Prada no piensan volver a su país ni salir de Ecuador. En el caso de Brito, su hija de dos años ingresó a un Centro Infantil en San Blas, la semana pasada. Mientras que Prada tendrá un hijo ecuatoriano en estos días. Ortega, por su parte, el domingo debutó en la primera liga barrial de softball (variación del béisbol) en Quito, que se inauguró en el sector conocido como base aérea.