Redacción Sierra Centro
El rostro de Vicente Escobar está tostado por el sol. Sus manos ásperas arrancan de uno de los 400 árboles, una manzana pequeña y verde.
El hombre dice que en ésta época ya debería estar cosechando la fruta, pero por la falta de agua de riego, no engrosó.
Con un viejo azadón remueve la tierra reseca. Trata de abonarla, pero señala que nada puede hacer sin el líquido vital. Por el estiaje, Escobar cada 15 días recibe dos horas de agua, que no son suficientes para retener la humedad en el suelo.
“Necesitamos que llueva tres noches seguidas para que el agua reviva a las plantas que están secas. Si eso no sucede, perderemos más de la mitad de la producción”, explica preocupado.
Su madre, Carmen Pérez, está angustiada porque hace seis meses dejó de llover. A sus 80 años recuerda que es la primera vez que los árboles no producen.
Por tradición, la familia de Escobar ha cultivado manzanas, peras, claudias y capulíes, en la parroquia Huachi Grande, una de las zonas productivas más importantes de Ambato.
Según un estudio levantado por la Dirección Regional del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (Magap) de Tungurahua, por la sequía, 11 183 hectáreas de frutales están afectadas. 510 son de pera, manzana, durazno y claudia. Hasta el momento, 77 hectáreas ya están destruidas.
Pérez asegura que el año pasado, en estas fechas, ya recolectaba cada semana 500 cajas de frutas, de 14 kilos cada una. En el momento, los duraznos y manzanas no alcanzan los 4 cm de diámetro. “La realidad es dura”.
A los frutales también les afectó una la plaga. Una mancha blanca cubre los pequeños frutos. “Eso evita que crezcan, especialmente, los duraznos”, asegura Abelino Ramírez, presidente de la Asociación de Fruticultores del cantón Cevallos (Tungurahua).
El dirigente cuenta que los agricultores no tienen dinero para fumigar. “La plaga está sin control, pronto todo estará infectado”.
En dos cuadras de terreno, este fruticultor también produce duraznos, claudias, manzanas y capulíes, en este cantón ubicado al sur de Ambato.
Ramírez cuenta que antes cultivaba hasta 1200 cajas de fruta. Ahora presume que solo obtendrá unas 600 y de baja calidad.
Los cultivos de frutas se diferencian de los de hortalizas y legumbres, porque son árboles que ya están plantados y necesitan riego permanente. Entre agosto y septiembre, el árbol se despoja de sus hojas. Queda únicamente el tallo.
Según Luis Naranjo, técnico del Magap en Tungurahua, las plantas entran en receso para almacenar todos los almidones y nutrientes necesarios para el próximo fruto. Sin embargo, este año la mayor parte de cultivos se quedó en este proceso. “La falta de líquido no permitió que los árboles cumplan con su fase natural”.
Los huertos en los cantones de Tisaleo, Quero, Cevallos, Ambato, principales productores de frutas de la Sierra Centro, están con pocas hojas. Hay campesinos que decidieron cambiar de cultivo.
Efraín Izurieta es uno de ellos. En los 5 000 m2 de terreno sacó los árboles de manzana y durazno, en el cantón Quero, a 20 minutos de Ambato, y los reemplazó con fresa.
“Planté18 000 árboles, estos empezarán a dar fruto en tres meses sin importar el clima”.