Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO
Una de las propuestas para disminuir el impacto de los lahares, que se generarían tras una erupción del Cotopaxi, son las llamadas obras de mitigación. En Quito y Rumiñahui, los trabajos ya se anunciaron y empezaron a tomar forma.
En la primera jurisdicción se inició la construcción de tres tuberías aéreas para evitar daños en los sistemas de agua: Pita-Tambo, La Mica y Papallacta, que abastecen al Distrito. Mientras que en la segunda localidad, pese a que se dijo que no se lo haría, se planteó la edificación de un muro de deflexión, embalses, diques… en puntos estratégicos de este cantón y de su vecino, Mejía.
Una de las obras que genera una serie de interrogantes es la construcción del muro en el sector de La Caldera, en la parroquia de Rumipamba, ya que se cuestionó su factibilidad.
Pero, ¿cómo sería la obra? La pared de hormigón se edificaría para encauzar el posible paso de lahares, que bajarían por el río Pita (afluente que nace en el coloso), en una eventualidad. El objetivo es que el flujo de lodo, piedras y material volcánico no afecte ríos cercanos como el Santa Clara. Esta es la preocupación principal de la Municipalidad, ya que hay
4 300 predios aledaños al río. Corresponden a sectores consolidados como Selva Alegre, El Choclo, San Rafael… Habitan unos 16 000 pobladores.
Según Iván Alvarado, director de Obras Públicas de Rumiñahui, la estructura tendría 200 metros de longitud y 16 de alto. El ancho sería variable. Se prevé que tendría entre cuatro y 16 metros (en la parte alta y baja respectivamente).
La construcción de este muro, que está en estudios, está prevista realizarse en 90 días, es decir, en tres meses aproximadamente y hay un presupuesto de USD 2,5 millones.
Según el alcalde de Rumiñahui, Héctor Jácome, la obra se constituye en una de las más importantes en materia de prevención, para garantizar la tranquilidad de los habitantes. A esto se suma que se planteó la construcción de obras adicionales como embalses y diques en sectores como El Pedregal, en Mejía. Se harán trabajos para detener el material pesado que acarrean los lahares como las rocas, árboles y demás.
Los estudios de estos proyectos podrían pasar a las manos de la Escuela Politécnica del Ejército (Espe). “Estamos realizando conversaciones con las autoridades y los catedráticos universitarios para que se encarguen de esa labor”, señaló.
En el sector en que se edificaría el muro hay una pared natural (accidente geográfico) que ayudaría a desviar los lahares. Tiene entre 33 y 55 metros de altura. Por lo que la propuesta de la comunidad es que el muro se edifique en el borde de la carretera para evitar que se desborde hacia el Santa Clara. Así lo indicó Germán Arenillo, guía nativo en las cascadas Cóndor Machay y dirigente de la localidad. “El muro natural contendría el paso de los lahares. Lo que necesitamos es una obra que disminuya los daños totales”, manifestó. Lo mismo dijo Luis Molina, dirigente del comité de gestión de riesgos de Selva Alegre. Para él, es importante la obra, pero se necesita mayor planificación.
Impacto de la construcción
Con el anuncio de la edificación del muro hubo preocupación de quienes habitan cerca del río Pita (jurisdicción de Quito y Rumiñahui), ya que se barajó la posibilidad de que los lahares pasarían únicamente por el Pita. Lo que ocasionaría daños mayores en sectores como Playa Chica, El Triángulo…
Según el secretario de Seguridad, Juan Zapata, es necesario que se socialice esta medida entre las autoridades de los dos cantones. “No conocemos los alcances de esta construcción, por lo que solicitamos reuniones con el Burgomaestre de Rumiñahui para que nos aclare ciertas dudas”. Además, señaló que Quito no tiene previstas obras de este tipo en los ríos. “La mejor obra de mitigación es la preparación de la ciudadanía”, acotó.
Mientras que expertos como Fabricio Yépez, catedrático de la Universidad San Francisco de Quito, USFQ, reconoció que esta obra es factible. Todo dependerá de un análisis adecuado de su ubicación geográfica y sus características. “Hay que garantizar que con la construcción de estos muros se tenga el efecto que se busca, es decir, de mitigar los efectos de los lahares. Una mala ubicación y diseños antitécnicos podrían causar el efecto contrario”.