Las crecientes tensiones fronterizas y diplomáticas entre países hermanos (Colombia y Venezuela, Chile y Perú) obligan a que el Primer Mandatario ecuatoriano y presidente de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) actúe de inmediato para reunificar a la región y cuidar la paz como el valor más preciado en la vida de los pueblos.
Cuando asumió el pasado 10 de agosto la Presidencia Pro Témpore de la Unasur, el Jefe de Estado ecuatoriano se comprometió a conducir la organización hacia la materialización de grandes objetivos regionales, pero apenas tres meses después la gravedad de los enfrentamientos diplomáticos entre gobiernos de países vecinos obliga al Mandatario a mostrar una dimensión internacional inédita encaminada a liderar un proceso donde se impongan la sensatez, la cordura y la madurez.
Si bien hay discrepancias internas, unas ideológicas y otras producidas por incidentes específicos, ninguna de ellas puede conducir a que un organismo tan joven y prometedor como es la Unasur caiga en los mismos empantanamientos y desencuentros que produjeron el deterioro de entidades tan importantes como por ejemplo la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Comunidad Andina de Naciones (CAN).
Afortunadamente, el Gobierno ecuatoriano ha dado pasos trascendentes para recuperar las relaciones con Colombia en una adecuada valoración de la importancia de mantener los vínculos binacionales, lo cual da fuerza y autoridad moral al presidente Correa para convocar a la reunificación mediante el diálogo.
El país apoyará toda iniciativa que tome el Presidente para recuperar los espacios de diálogo y deliberación entre los regímenes que integran la organización regional.