El título podría confundirnos pero, esta ocasión, no me refiero al presidente cuyo título se debe a millones de votos no educados con la visión a largo plazo para saber lo que cometieron. El color no se refiere a miles de publicidades que, con nuestro dinero, cubren el país, sino al color de su corazón y a las actividades a las que ha dedicado buena parte de su vida. Este hombre, cuya edad no es lejana a la de aquel otro personaje que ha cubierto de agresividad el territorio, es pacífico y pacifista, justo y equilibrado, democrático y por estas cualidades se lo reconoce.
Es solo el segundo ecuatoriano que ocupa este puesto honorífico y, por lo tanto, obligación nuestra rendir homenaje al primer presidente ecuatoriano de la Fundación Charles Darwin, Jorge Anhalzer; quien se alejó del planeta antes de hora y en funciones, sin haber realizado sus sueños, que hoy se cumplen gracias a otros que siguen sus pasos.
La Fundación cumple recientemente 50 años de existencia, de investigación científica constante, labores basadas y realizadas en el archipiélago de Galápagos, además de haber acompañado cercanamente el nacimiento del Parque Nacional que ampara a este grupo de islas. Importantes aportes, además de la búsqueda de una justa administración de la geografía humana insular.
Pablo Iturralde, auténtico y el más joven hasta hoy, es quien lleva el real título de presidente verde, en su seriedad y pasión por la conservación de la riquísima naturaleza ecuatoriana, porta una sonrisa honesta y transparente, justamente, llena de vida. Pasó por tres votaciones diferentes y, al contrario de lo que pasa con otro que lleva un apodo parecido y, de tanta importancia, su sencillez se ha fortalecido, demostrando que este nombramiento se debe principalmente a una reconocida vocación de servicio y amor por esta joya que, como dice, es un hito mundial, nadie quiere dejar esta vida sin conocer el encanto de las islas que embrujan a todos.
¿El reto? Generacional, por sus años. Demostrar el ímpetu natural de la juventud, con actividad incansable y logro de metas. Al ser solo el segundo ecuatoriano reconocido dentro del territorio para la fundación que mundialmente está al nivel de grandes organizaciones conservacionistas y compitiendo por los mismos fondos a nivel internacional.
Mantener la calidad de conservación de este paraíso natural, que nos pertenece, difícil, por lo que labor debe ser respaldada por todos. No será fácil; seguros de que Iturralde alcanzará las metas propuestas y será ejemplo para otros quienes quieran autoimponerse un título que no todos se lo brindan. Al felicitarlo, nos felicitamos como país, por contar con su decisión de servir.