Realmente lo pensé bien antes de escribir esto, mas los eventos suscitados en los últimos días me convencieron de hacerlo. El presidente Uribe es un desagradecido.
Sí, el Gobierno colombiano es un desagradecido con nuestro país y lamentablemente, como informan en las noticias, también muchos de sus ciudadanos lo son.
Las diferencias políticas o ideológicas (si es que estas existen) no justifican el aleve comportamiento de las autoridades colombianas.
Se han olvidado que tenemos las mismas raíces y que por muchos años nuestra relación fue y sigue siendo en todos los ámbitos (entre los colombianos y ecuatorianos desapasionados, pragmáticos y realistas) fructífera.
Ecuador ha sido receptivo con miles de colombianos que por alguna razón (principalmente de narcoviolencia) tuvieron que dejar ese país y se asentaron en el
nuestro, los hemos recibido con los brazos abiertos y nadie puede negar que en estos últimos 10 años hemos sido por así decirlo demasiado generosos con los refugiados producto del Plan Colombia.
Quienes hemos vivido en la frontera amazónica y visitado el suroriente colombiano, sabemos de la carencia de servicios básicos y de todo tipo en la población del hermano país, conocemos del abandono por parte del Gobierno colombiano al ceder el control territorial a las FARC, quienes hacen y deshacen a su antojo, esto no es un invento y faltaría a la verdad quien diga que Colombia sí controla su frontera.
No lo han hecho en años y no lo hacen ahora, por eso estoy convencido de que el problema de la guerrilla y actual narcoguerrilla se ha perpetuado.
Como ecuatoriano estoy dolido por el comportamiento de Colombia y me da mucha pena la actitud asumida por parte de su Gobierno y lastimosamente de un amplio sector de la opinión pública colombiana.
Creo que es imperiosa la necesidad de que la sociedad colombiana conozca lo que sucede en su territorio suroriental y por qué o quiénes son responsables de la violencia que se vive en ese sector, por cierto no somos los ecuatorianos los responsables de dicha situación.
También en uso de mi derecho a disentir quiero expresar mi total desacuerdo con la actitud asumida por la línea editorial de algunos medios de comunicación escrita y de ciertos entrevistadores de TV, quienes por un evidente odio y desprecio (discúlpenme, pero así lo palpo y siento día a día al leerlos o escucharlos) al actual Presidente de la República, quienes siguen la misma conducta reprochable del Gobierno colombiano.
Si personas inescrupulosas se toman el nombre del Gobierno ecuatoriano para colaborar, pactar o usufructuar con las FARC no por ello podemos culpar a este Gobierno en este tema en particular.