San José, AFP
El presidente electo hondureño, Porfirio Lobo, visitará este martes al presidente de Costa Rica y Premio Nobel de la Paz, Oscar Arias, en la primera acción de una cruzada destinada a conseguir apoyo diplomático para acabar con el aislamiento internacional de Honduras.
Lobo, ganador de las elecciones del 29 de noviembre como abanderado del Partido Nacional (derecha), llegará a San José a reunirse con Arias junto a los candidatos perdedores, la mayoría de los cuales respaldó el golpe de Estado que derrocó a Manuel Zelaya el 28 de junio.
Arias recibirá a Lobo en su hogar del bulevar Rohrmoser, tal como hizo en julio con Zelaya y el gobernante de facto hondureño, Roberto Micheletti, durante el fallido diálogo que buscaba poner fin a la crisis hondureña.
La cita está programada para las 15:00 locales (21:00 GMT) , dijo la Presidencia costarricense.
Costa Rica ha jugado un activo papel en la crisis de Honduras, tras acoger a Zelaya cuando fue expulsado de su país por los militares el día del golpe y porque Arias, por pedido de Washington, sirvió de mediador en el frustrado diálogo.
Arias condenó enérgicamente el golpe y propuso la restitución de Zelaya para acabar la crisis, pero ahora es uno de los mandatarios latinoamericanos que ha reconocido las cuestionadas elecciones ganadas por Lobo, en las que votó la mitad del electorado hondureño. Zelaya llamó a boicotear los comicios.
Lobo y Arias tratarán diversos temas sobre Honduras y Centroamérica.
“Uno de ellos, tal vez el más importante, son las conversaciones con la Unión Europea, que han estado suspendidas, que es un tema muy importante para Costa Rica, que es el (país del istmo) que más exporta a la Unión Europea”, adelantó el ministro de la Presidencia costarricense, Rodrigo Arias.
Pese al prestigio internacional de Oscar Arias, su respaldo a Lobo puede ser insuficiente en una Centroamérica dividida, que vive su mayor crisis desde las guerras civiles de los años 80.
Lobo, quien debe asumir el 27 de enero, planea volver a su país tras hablar con Arias, pues el miércoles el presidente de Panamá, Roberto Martinelli, visitará Tegucigalpa, en la primera visita de un gobernante extranjero a Honduras desde el golpe.
Parte de la comunidad internacional, incluida una mayoría de naciones latinoamericanas, se niega a reconocer estos comicios pues fueron desarrollados bajo un régimen de facto y Zelaya no ha sido restituido.
Mientras tanto, Zelaya sigue refugiado en la embajada brasileña en Tegucigalpa, desde donde pidió el lunes al Frente de Resistencia contra el Golpe convertirse en una fuerza política permanente.
“La Resistencia tiene gran misión que cumplir, convertirse en una fuerza beligerante y en una plataforma de coordinación política (…) que permita la solución a los problemas y las transformaciones de Honduras”, pidió Zelaya al Frente.
El presidente de Venezuela y aliado de Zelaya, Hugo Chávez, dijo el lunes que cree en las “buenas intenciones” del “pobre” Barack Obama, pero consideró que al reconocer las elecciones hondureñas, el presidente estadounidense mostró que está anclado en el pasado.
En tanto, el Mercosur “seguramente” emitirá una declaración sobre Honduras en su cumbre del martes en Montevideo, dijo el canciller uruguayo Pedro Vaz.
Agregó que en la declaración “no se trata de rechazar a Lobo”, sino “de ratificar la posición de los países del Mercosur en relación al proceso político en Honduras”.