Buenos Aires, DPA
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, iniciará mañana la segunda mitad de sus cuatro años de mandato con un escenario político y económico que poco se parece al de su asunción, con un Congreso controlado por la oposición y una economía que intenta reactivarse tras la crisis.
El kirchnerismo enfrentará por primera vez en sus seis años de gestión un Parlamento adverso, que buscará poner coto a un estilo de gobierno en el que el poder está concentrado en muy pocas manos y circunscripto al dormitorio matrimonial de Cristina y su esposo y antecesor Néstor Kirchner (2003-2007).
La decisión del gobierno de anticipar las elecciones legislativas al 28 de junio pero el mantenimiento de la fecha de asunción este 10 de diciembre le dio sin embargo casi seis meses de plazo para aprobar con sus mayorías propias y aliados leyes cruciales para los últimos dos años de gobierno, que con la nueva conformación del Congreso le hubieran sido muy difícil de sancionar.
La oposición, pese a su gran fragmentación, ya marcó el terreno en el Parlamento con un consenso que le permitió desplazar al Frente para la Victoria (FPV, peronista) del control de la mayoría de las comisiones legislativas y hacerse de la vicepresidencia primera de la Cámara baja.
Y lo hizo en la cara del hombre fuerte del gobierno, Néstor Kirchner, quien en su debut como diputado debió masticar el sabor de una derrota política a la que nunca estuvo acostumbrado en su carrera, que comenzó en la austral provincia de Santa Cruz, primero como alcalde y luego con tres mandatos consecutivos como gobernador.
Desde el gobierno se insiste en que es una “mayoría circunstancial”, que no podrá sostenerse a lo largo del tiempo y ya advirtió que podría vetar leyes impulsadas por la oposición que no condigan con la política oficialista.
Los partidos de la oposición saben que su fortaleza hoy está en su unidad y sus principales líderes, entre ellos la dirigente de Coalición Cívica Elisa Carrió y el peronista disidente Felipe Solá, llamaron a la calma.
“Hoy lo más importante son los acuerdos parlamentarios”, sostuvo Carrió, mientras Solá alertó: “Si rompemos la unión y aparecen las plumas de ‘vedette’, la gente nos va a repudiar”.
Un equilibrio complejo de mantener a futuro cuando comiencen a florecer las aspiraciones presidenciales de varios protagonistas del nuevo Congreso de cara a las elecciones generales de 2011.
Los dirigentes y productores agropecuarios, que supieron alzarse en 2008 como el primer sector que le presentó resistencia al kirchnerismo y le aplicó el primer revés político con el fracaso de la iniciativa parlamentaria oficialista para elever los derechos de exportación agrícola, realizarán este jueves una nueva demostración de fuerza.
Se espera que varios miles de personas asistan al acto convocado en los parques del barrio porteño de Palermo para “expresar su esperanza en este nuevo escenario político”, según anticipó el presidente de la conservadora Sociedad Rural Argentina (SRA), Hugo Biolcati.
El sector rural, principal motor de la economía argentina, espera para la próxima campaña mejores cosechas con precios internacionales en alza que le permitan revertir la crisis que atraviesa desde hace unos años por la falta de políticas que fomenten la actividad, la fuerte presión tributaria, la caída de las cotizaciones, la sequía y luego las inundaciones.
Varios especialistas coinciden en que la economía argentina iniciará un proceso de reactivación en 2010, tras la contracción de este año, en un marco de aumento del consumo pero con cierta presión inflacionaria y un posible déficit fiscal.
Sin acceso a los mercados de crédito internacionales hasta que normalice la deuda en cesación de pagos con el Club de París y los bonistas que no aceptaron en 2005 la reestructuración, todo en negociaciones en curso, el gobierno redobló mientras tanto en los últimos meses su política de tomar recursos de organismos públicos con excedentes, como por ejemplo la Administración Nacional de Seguridad Social (ANSES), para hacer frente a un gasto público creciente.
Mientras, varias administraciones provinciales tienen sus cuentas en rojo y dependen de los demorados envíos de fondos desde el Estado nacional, muchas veces condicionados políticamente.
Los indicadores sociales muestran en tanto un proceso de empeoramiento de la situación, con una mayor inequidad en la distribución del ingreso y un aumento de la pobreza que según denunció la Iglesia Católica afecta a al menos un tercio de la población, al tiempo que las estadísticas económicas y sociales oficiales se encuentran bajo sospecha de manipulación.
Lejos del proceso de fuerte crecimiento que caracterizó al gobierno de Néstor Kirchner tras la crisis de 2001 y 2002, la gestión de su esposa enfrenta desafíos a diario, en un contexto internacional afectado por la debacle financiera y con constantes negociaciones con su principal socio político y económico, Brasil, para mantener el equilibrio, todo sin perder de vista las elecciones de 2011. dpa cs ir