El precio del cuero aumenta debido a su escasez

raúl díaz para el comercio


raúl díaz para el comercio


La industria del cuero en Tungurahua está afectada por el contrabando de materia prima. Foto: Raúl Díaz para EL COMERCIO

La escasez de pieles para la curtiembre preocupa a los dueños de las tenerías y los fabricantes de calzado en Tungurahua.

El problema comenzó a inicios de este año. Según la Asociación Nacional de Curtidores del Ecuador (ANCE),
300 000 pieles salen de forma ilegal, un 27% del total que se obtiene por el faenamiento y que se procesan en 250 curtiembres a escala nacional.

Los fabricantes de calzado sienten los efectos, pues están pagando USD 0,35 por decímetro cuadrado, cuando al cierre del 2013 cancelaban 0,28.

Con mayores costos de la materia prima, el resultado ha sido un alza de precios del calzado entre el 15 y el 20%.

José Zurita, presidente de ANCE, explicó que el 70% del contrabando se envía a Colombia y el resto a Perú, donde está autorizada la comercialización de piel cruda o semiprocesada (Wet Blue).

“Quienes realizan estos negocios son extranjeros que convencen a los comerciantes de pieles a que les vendan sin gravar impuestos. Eso afecta al Fisco y a la industria local. Se calcula que cada año fugan entre 250 y 300 camiones cargados con la mercadería”.

El dirigente aseguró que la escasez provocó que el precio de las pieles se incremente. Antes una membrana cruda costaba USD 25 y ahora 40. “Eso impidió cumplir con los pedidos de las empresas de calzado”.

En el 2011, el Gobierno prohibió la exportación de pieles crudas. La medida fue renovada a comienzos de este año y se extenderá hasta el 2019.

Ahora, los curtidores piden al Gobierno que las pieles sean facturadas en los camales, para evitar la venta fraudulenta.

El incremento en el valor de las pieles también se refleja en el costo del decímetro cuadrado de cuero procesado en las tenerías, que abastecen a 2 500 talleres artesanales, fábricas y microempresas dedicadas a la producción de calzado.

Según la Cámara de Calzado de Tungurahua (Caltu), en la provincia se confecciona la mitad de los 24 millones de pares de calzado que se produce al año en el país, generando empleo para 50 000 personas.

Sin embargo, el incremento de precios de los materiales comenzó a restar competitividad a los industriales y a los pequeños artesanos.

¿Quién paga la cuenta?

Lilia Villavicencio, dueña de calzado Liwi y presidenta de la Caltu, dijo que en este momento los fabricantes de calzado no pueden trasladar los altos precios al usuario. Por ahora, esta alza ha sido asumida por la firma, a costa de menores utilidades.

Además, está mejorando los procesos para abaratar el valor y producir más.

Villavicencio aseguró que espera que con los controles que ya efectúa el Gobierno en las fronteras vuelva a la normalidad el mercado. El objetivo es evitar que en el próximo semestre haya nuevas alzas.

Miguel Gutiérrez, gerente de la empresa Calzado Gamos, también cuenta que desde el año pasado hay escasez de cuero en el mercado y por ende mayores precios. “El alza nos resta competitividad con países como Colombia, Perú o Brasil, porque allá el cuero está entre USD 0,24 y 0,25”.

Por eso, dice, un par de zapatos que el año pasado costaba USD 35, actualmente está en 41.

En Curtiduría Tungurahua se comenzó a buscar cuero en todo el país para cubrir la demanda. Gonzalo Callejas, gerente de una de las industrias más grande de la región, mencionó que el mercado del cuero a escala mundial evolucionó.

En la actualidad, la industria automotriz usa la piel para asientos de los autos, que es más económico que el sintético, lo cual ha incrementado la demanda desde el 2012.

“El Gobierno protegió a este sector con la prohibición de la salida de la materia prima. Pero los mercados informales reaccionaron y comenzaron a sacar de manera ilegal”, indicó el empresario Callejas.

Para este, el principal inconveniente del desabastecimiento de cuero a escala nacional es el mayor precio del mismo. El costo del producto final pasó de USD 0, 28 el decímetro cuadrado a USD 0,35.

Para el empresario, no debe salir la materia prima a otros países, a menos que se encuentre procesada. Se debe exportar las selecciones bajas, dice.

“Estamos en conversaciones con las autoridades para moderar la exportación en ‘Wet Blue’, el fin es que la industria nacional llegue al acabado final, dándole valor agregado y creando empleo en el país ”, manifestó.

En contexto

Tungurahua es una de las mayores procesadoras de cuero nacional. Imbabura, es otra de las zonas tradicionales de la industria del cuero en el país. En varias localidades de estas provincias se comercializan de forma permanente artículos hechos con este material. 

Suplementos digitales