Mientras Ecuador y Reino Unido buscan retomar los canales de diálogo a fin de dar una salida a la situación de Julián Assange, la atención se enfoca en la sede diplomática ecuatoriana.
El anuncio del ‘hacker’ australiano, de leer mañana un comunicado desde el balcón de la Embajada, a las 14:00 (08:00 de Ecuador), elevó los niveles de tensión.
Se desconocen los detalles de su intervención, suponiendo en principio que lo hará con mucha precaución para no dar pie a su arresto por parte de la Policía Metropolitana de Londres, que no se despega ni un segundo de las puertas de la Embajada.
Los rumores sobre su situación física y anímica preocupan a sus familiares y amigos, ya que tras la negativa del Reino Unido de otorgarle el salvoconducto para via-jar a Ecuador, se ha comenzado a asegurar que Julián Assange está pasando dificultades.
Desde el 19 de junio permanece encerrado en un edificio ubicado en el exclusivo sector de Knightsbridge, donde también está la Embajada de Colombia. El edificio está junto a Harrods, la lujosa tienda por departamentos.
Según informaciones publicadas por el diario británico The Times, a Assange le acomodaron en una de las oficinas, con una cama, una ducha, conexión a Internet, una cinta para correr y una lámpara. Usa la pequeña concina que funciona en la Embajada, pero según cuentan algunos residentes del lugar y periodistas, es muy frecuente ver llegar a los repartidores de comida que alguien recibe por una de las cuatro ventanas del primer piso del inmueble, el Nº3 de la calle Hans Crescent.
“Varias noches hemos visto que le traen pizza”, dijo uno de los guardias del lugar.
Quienes más lo visitan son su asistente, Sarah Harrison, y uno de sus mejores amigos y cofundador de Wikileaks, Joseph Farrell. Él lo ve un poco deprimido y angustiado. La falta de la luz natural del día comienza a afectar su salud física y emocional.
Su madre, Christine Assange, ha expresado su preocupación por las difíciles circunstancias que está viviendo su hijo y la incertidumbre sobre hasta cuándo va a permanecer en la Embajada soportando las mismas limitaciones de espacio físico y de libertad.
[[OBJECT]]
Una foto más
La romería de periodistas, camarógrafos y policías, así como la ubicación de la Embajada, paso obligado de los turistas que van a visitar el altar a Diana de Gales en las tiendas Harrods, han convertido por estos días a la Embajada de Ecuador en Londres en un lugar obligado para hacer una foto.
Algunos, motivados por el fervor de las expresiones a favor de la libertad de prensa y alentados por las tardes de verano londinense, muchos curiosos posan debajo de la Bandera ecuatoriana y con los oficiales de la Policía Metropolitana de la capital británica.
“Yo pase por aquí porque estaba conociendo Harrods y me tomé la foto, pero no tengo idea de quién está allí adentro, supongo que alguien famoso por las cámaras de televisión” dijo Yokiko Mu, turista japonesa. Para otros el tema pasa por una cuestión de orgullo por su país, como lo dijo Nancy Morales, ciudadana ecuatoriana que hace 20 años vive en Reino Unidos. Está casada con un británico.
“Yo le dije a mi esposo que me acompañara y dijo que no quería meterse en problemas ni conmigo ni con su país. No está a favor de ninguno y se quedó en la casa. Yo vine porque me siento orgullosa de que mi país le haya dado a este periodista el asilo”.
Para los residentes del lugar, acostumbrados a un ambiente tranquilo, la estadía de Assange y la romería de la gente es algo llamativo pero de poco interés.
“Yo vivo muy cerca, paso, miro por curiosidad, pero sigo el camino. No creo que vaya a suceder nada escandaloso, ni que nuestra seguridad se vaya a afectar por la presencia de Assange y las tensiones diplomáticas con Ecuador”, dijo Michael, vecino del lugar.
Por ahora la incertidumbre sobre el futuro de Assange es el principal foco de atención de la Diplomacia y los medios de comunicación. Luego de la negación del salvoconducto por parte del Reino Unido para poder viajar a Quito, la pregunta es cuánto tiempo podrá el ‘hacker’ australiano seguir en esa condiciones. Resulta, por tanto, inevitable recordar los casos extremos de la historia: el cardenal húngaro Jozsef Mindszenty vivió 15 años en la Embajada de Estados Unidos en Budapest.
Desde Londres
La respuesta oficial. Un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores británico declaró que Gran Bretaña está decidida “a trabajar con los ecuatorianos para resolver este caso amistosamente”, pero se negó a hacer comentarios “sobre los contactos o reuniones” posibles.
¿Quién le dará para el taxi a Assange ? En febrero pasado, Carlos Pérez, director de diario El Universo, se refugió en la Embajada de Panamá en Quito, donde pidió asilo. El Gobierno ecuatoriano no le dio el salvoconducto de rigor. El canciller Ricardo Patiño ironizó aquella vez, asegurando que le dará para el taxi a Pérez. ¿Hará lo mismo con Assange?
¿Activismo político? Muchas de las personas que han acudido a la Embajada para respaldar a Assange son ecuatorianos y portan banderas de Alianza País. Los migrantes votan desde el exterior en cada elección de carácter general.
[[OBJECT]]