Con honores militares, el asambleísta Humberto Alvarado fue velado ayer en el salón Simón Bolívar de la Gobernación del Guayas. Ahí también se despidió al ex presidente Carlos Julio Arosemena Monroy, cuando falleció, en marzo del 2004.
Sobre el ataúd de Alvarado, escoltado por cuatro policías, se colocó la bandera del Ecuador. Varios ramos de flores copaban el centro del auditorio.
La noche del viernes, el asambleísta, de 78 años, falleció en Guayaquil a causa de un cáncer de páncreas, que venía padeciendo desde finales del 2009.
Estaba casado con Daysi Espinel y tenía seis hijos, dos de ellos son funcionarios del Gobierno: Vinicio Alvarado, secretario general de la Administración Pública, y Fernando Alvarado, secretario nacional de Comunicación.
Vinicio usó gafas para ocultar su tristeza. Fernando se mostró calmado. La familia no dio entrevistas y se prohibió el uso de micrófonos dentro del salón.
Alrededor de 150 personas asistieron al velatorio. Entre ellos, el presidente de la Asamblea, Fernando Cordero; los asambleístas Rolando Panchana, Mauro Andino y Mercedes Diminich; el ministro de Gobierno, Gustavo Jalkh; y el ex diputado socialcristiano Alfonso Harb.
Alvarado fue un radiodifusor quiteño, radicado desde los años 70 en Los Ríos. Era dueño de tres radios, un canal de televisión y dos hoteles en Quevedo. En 1958 creó la radio Ondas Quevedeñas, desde ahí consolidó su poder político en la provincia.
En dos ocasiones fue concejal, la primera en la última dictadura militar y la segunda en el 2004 por el Partido Social Cristiano. Además, fue candidato a la Alcaldía de Quevedo. En el 2009 llegó al Legislativo por el Alianza País. Integró las comisiones de Comunicación y Soberanía.
Desde junio se ausentó de la Asamblea por complicaciones en su salud. Su alterna, Emilia Jaramillo, votó en el informe final del proyecto de Ley de Comunicación . De las 55 sesiones del Pleno del Legislativo, Alvarado sólo pudo asistir a 24. Su sepelio fue a las 17:00 de ayer, en Parques de la Paz. La Asamblea le dará una condecoración post mórtem.