Luego del doble asesinato se realizó un plantón en Guayaquil. Foto: Enrique Pesantes, Archivo / EL COMERCIO
María José Coni y Marina Menegazzo se resistieron al abuso sexual. Sus cuerpos revelaron las huellas que dejaron sus agresores. Golpes en el cráneo, lesiones en el área genital y moretones fueron los detalles que se conocieron durante el último día de la audiencia de juicio.
De hecho, lo que motivó los crímenes fue el abusar sexualmente de ellas. Pero la Fiscalía y los abogados de los familiares de las víctimas prefirieron fundamentar la acusación por asesinato y no como posible feminicidio. “Eso era más difícil de probar”, según Hernán Ulloa, quien lideró la acusación particular.
El Tribunal Penal de Santa Elena se acogió al dictamen de la fiscal María Coloma y la tarde del miércoles condenó a Segundo P. y Eduardo M. a 40 años de cárcel por el asesinato de María José y Marina, en Montañita, en febrero pasado.
Los familiares estuvieron en la Corte Provincial de Santa Elena durante los seis días que duró la diligencia judicial. Llegaron de Argentina el 8 de agosto. Cristina Menegazzo, madre de Marina, y Gladys Steffani, madre de María José, se mantuvieron unidas siempre.
Cristina pidió paz para Marina y para su hija. Manifestó que esto nunca debió pasar. “Nuestras hijas murieron, las mataron, pero no se doblegaron, ellas lucharon hasta el final”.
“Las chicas fueron engañadas para llevarlas a un lugar alejado, donde pudieran cumplir todos sus propósitos. Las maniataron, las torturaron, las sometieron, las amarraron, las inmovilizaron, las violaron y después las mataron”, según el abogado Ulloa.
Los resultados de las necropsias demuestran que a María José la mataron de un golpe en el cráneo con un madero. Tenía lesiones en la zona paragenital por un abuso sexual al que ella se resistió. También aparecieron fracturas en el fémur.
Por su parte, Marina fue agredida en la cabeza con el madero y quedó paralizada por un tiempo, sin poder moverse. Pero sí pudo ver y escuchar lo que le hacían a su amiga. Con un cuchillo recibió seis heridas, como pinchazos, hasta que la última le perforó desde la tráquea y llegó hasta la columna vertebral y su médula. Ambas fueron maniatadas.
Según las investigaciones, Segundo P. se le acercó a María José y le propuso tener relaciones, pero como ella no se dejó entonces la sometió con un golpe en la cabeza. Al mismo tiempo, otra persona le pegaba con un madero a Marina y luego la hirió con un cuchillo.
El informé médico logró establecer que María José fue agredida sexualmente, lo cual no se pudo comprobar en el cuerpo de Marina, por su estado de descomposición.
Las evidencias presentadas por la Fiscalía establecieron que Segundo P. fue quien cometió el crimen, porque se hallaron perfiles genéticos de las víctimas y del acusado en colchones, toallas, paredes, cuchillos y guantes de plástico. Por este motivo fue declarado como autor de los asesinatos.
En la escena del crimen también se encontraron rastros de ADN de otras dos personas: sangre de una mujer, quien supuestamente fue abusada con anterioridad. Además, el de un hombre, cuya identidad será investigada por la Fiscalía.
Joselito Argüello, abogado de Eduardo D., adelantó que apelará la resolución, pues advierte que hay una desproporción en la pena como coautor.
En contexto
El fiscal general, Galo Chiriboga, dijo ayer que se abrió una investigación para analizar a quiénes pertenecen los rastros encontrados en una casa de Montañita.