Imagen referencial. Cierre del proceso de votaciones presidenciales en la Unidad Educativa Primicias de la Cultura de Quito, durante la primera vuelta electoral. Foto: Archivo EL COMERCIO
Testimonio de Nathaly Orellana, de 25 años, miembro de una junta receptora del voto.
“A mí me notificaron a través de mi correo electrónico que había sido sorteada como miembro de una junta receptora del voto. Ahí me decían que era suplente, así que estaba tranquila. Pero sin siquiera imaginarlo, me tocó estar todo el día en la mesa.
En cada mesa hay cuatro vocales principales. Yo era la primera suplente, y como nos habían explicado en el CNE, tuve que estar 06:45, el día de la primera vuelta (el 7 de febrero pasado). Y a las 07:00 ya me di cuenta de que tenía que quedarme, porque no llegaron ninguno de los titulares. Mi mesa tuvimos que conformarla con tres suplentes, que es lo mínimo que exige la Ley. Incluso, los suplentes faltaron y nos tocó pedir ayuda con los sustitutos de la mesa de al lado. Vimos que en el recinto hubo muchísimas ausencias de miembros de las mesas.
Creo que faltaron porque, por una parte, tuvieron miedo del covid, y porque en la capacitación online que nos dio el CNE, estaba en un espacio chiquito el tema de los riesgos de no asistir para conformar las mesas. Inclusive, si no se hace la capacitación, hay una multa.
Personalmente, si algún miembro de las mesas dice que no vio el correo, creo que eso no era impedimento, porque cuando uno revisa el lugar de votación, ahí le advierten a uno si además ha salido sorteado como vocal de alguna mesa.
Testimonio de Nathaly Orellana, de 25 años, miembro de una junta receptora del voto. Foto cortesía
La capacitación, como tal, era fácil para quien tiene conocimientos de informática, pero para otros no tanto. El mismo contenido también es pesado, porque ya en la práctica hay tantos papeles, sobres y pasos que lo complican todo. Ahí, ya cuando se empieza a contar los votos, todo es tedioso y confuso, sobre todo porque estuvimos desde las 06:30 hasta las 23:00, y son tantas cosas, y llegan apurados a exigirnos los resultados… es súper tedioso.
Para mí, lo más grave de todo es que hicieron las elecciones en plena pandemia y nos expusieron a todos. Dieron mascarillas y alcohol para todos, pero los visores solo para el presidente de la mesa, lo que es absurdo porque todos se pueden infectar. El momento de contar es el más peligroso, porque son materiales que han tocado cientos de personas, debemos acercarnos y se acaba el distanciamiento. A mí no me pasó nada, porque ya tuve covid. Pero, además, el peligro no pasa porque se ha oído que ha habido reinfecciones. Una compañera de mesa estaba super asustada, porque su mamá tiene cáncer y la pasó fatal todo el día.
Si pudiera cambiar algo para estas elecciones, sería todo… porque todos los protocolos fueron pensados sin pandemia. Yo aplicaría una votación por número de cédula, pares en la mañana, e impares en la tarde y que así se eviten aglomeraciones innecesarias en la tarde. O elecciones en dos días.
No sé si hice un acto patriótico al estar en la mesa, lo llamaría una obligación. Me parece absurdo que plena pandemia haya elecciones, es necesario, pero se deberían ver otras formas, o tener vacunas para las personas de las juntas, pero no, no es patriótico, fue algo inadecuado, porque otros no le tuvieron miedo ni a la multa…”