Con un llamado a la “conciencia de clase”. Así, la dirigencia de las añejas organizaciones sindicales del país convocó a sus militantes a las jornadas de protesta en contra de la Ley de Servicio Público.
Trata de revivir las grandes huelgas nacionales de los ochenta. Según Vladimiro Álvarez, ex ministro de Trabajo y Gobierno de Osvaldo Hurtado, en esa etapa hubo, por ejemplo, 146 conflictos por contratos colectivos.
Esta vez, y a pesar de la desunión que admiten, los sindicatos buscan enfrentar al veto a la ley laboral, que, a su juicio, incluye jubilaciones forzosas y pago con bonos del Estado.La estrategia, que incluye movilizaciones progresivas y la toma simbólica de la Asamblea, se difundió el jueves en el sexto piso del edificio de la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Sindicales Libres (Ceosl), en la av. Tarqui, en el centro de Quito. La central tiene 50 años de fundada.
En el edificio, una de las propiedades de la Ceosl, se juntaron sus dirigentes. Debatieron sobre la efectividad de la medida. Les preocupaba la reacción de la gente que los podría ver como burócratas que no trabajan. Finalmente anunciaron una movilización progresiva desde este martes.
En la reunión participó Miguel García, titular de la Federación Nacional de Servidores Públicos, que surgió hace 35 años en Pichincha. También Mesías Tatamuez, director de la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Clasistas Unitaria de Trabajadores (Cedocut).
La Cedocut tiene 72 años, nació en 1938, como una organización de corte cristiano y gremial.
La Ceosl, Cedocut y la Confederación de Trabajadores del Ecuador (CTE, fundada en 1944, hace 66 años) integran el Frente Unitario de Trabajadores (FUT).
A esta convocatoria se ha sumado la Unión General de Trabajadores del Ecuador (UGTE), formada en 1984, que incluye a los sectores público y privado y a ex empleados tercerizados. Dicen tener 40 000 afiliados de municipios, prefecturas y petroleros.
Ninguna de ellas cuenta con información exacta sobre sus agremiados. Sus líderes solo dan datos aproximados. En la Ceosl no hay un archivo digital que permita conocer con certeza a quienes representan. El presidente de la Ceosl, Eduardo Valdez, también titular de turno del FUT, hace cálculos: “debemos tener 200 000 ó 300 000 trabajadores en el país”.
Según Richard Espinosa, ministro de Relaciones Laborales, en Ecuador hay 470 000 servidores públicos. De acuerdo con cifras del Seguro Social, en el país hay 1 600 000 trabajadores en relación de dependencia.
Valdez culpó al anterior presidente, Jaime Arciniegas, de haberse llevado los archivos, tras un conflicto interno. Contó que la Ceosl está en un proceso de recuperación de filiales a través de visitas. “Hay que reestructurar las organizaciones de base, varias solo existían de membrete, por ejemplo en Loja, Cañar y Cotopaxi…”.
El problema de la falta de estadísticas se repite en la CTE. Álex González, su secretario financiero, dijo que tienen 150 000 miembros del sector público, entre ellos los trabajadores de la salud, eléctricos, Obras Públicas…
Ellos también dicen representar a los pequeños comerciantes y al sector indígena. Además hace tres meses recibieron un pedido de afiliación del sector azucarero.
Es difícil precisar quienes son sus integrantes porque no muestran archivos. Cuando a los dirigentes sindicales se les pregunta ¿a quiénes cobijan?, repiten sectores que otras organizaciones también se adjudican. Por ejemplo la Cedocut y la CTE.
Si se suman las cifras que exponen superarían los 500 000 trabajadores agremiados. Esto implicaría que la mayoría de ecuatorianos integra, al menos, una de estas organizaciones.
Tatamuez es enemigo de hablar de “miles”. La Cedocut agruparía a 742 organizaciones, la mayoría de trabajadores rurales ( agrícolas).
En sus filas están los pequeños comerciantes, servidores municipales (de Cuenca, Imbabura y Manabí). Del sector privado acogen a los trabajadores de General Motors y Funeraria Nacional, etc.
La dispersión es una de las debilidades admitidas por los sindicalistas. García, de la Federación Nacional de Servidores Públicos, apunta que aglutinan a 115 000, amparados por la Ley de Servicio Civil y Carrera Administrativa. Ellos también dicen contar con la fuerza del sector de la salud.
Coincide en que han perdido poder de movilización por no sobrellevar las diferencias para formar una única central. “Unos usamos corbata y otros, overol…”.
Pero además de la dispersión hay peleas internas. La Ceosl vivió un conflicto que hizo que por tres años no tuviera una directiva, desde el 2007 hasta hace poco.
Según Arciniegas, ex titular que permaneció en el cargo siete años, hubo un mal manejo de las elecciones y se permitió que votaran quienes no estaban acreditados. La versión de Valdez es diferente, por lo que dice que acudieron a la Corte Constitucional.
Hoy, Arciniegas preside la Confederación Sindical del Ecuador; dice agrupar a gran parte de las federaciones de la Ceosl. Mostró archivos digitales, que aún alimenta… Comparte sede con la Central Ecuatoriana de Organizaciones Clasistas (Cedoc, con 60 mil afiliados), en la República de El Salvador, en el norte de Quito.
Afirma relacionarse de otro modo con los patronos y no apoyar movilizaciones. La suya es la sexta de las centrales que se pelea por la representación sindical.