Rommy Vallejo (D), secretario de Inteligencia, recibió en su despacho a los periodistas que llegaron a la sede de la Senain. Foto: Pavel Calahorrano/ EL COMERCIO
El escritorio de Rommy Vallejo, secretario de Inteligencia, es de vidrio templado, al lado de una lámpara y un ‘solterón’ (para colgar chaquetas), ambos de diseño moderno. Al frente del escritorio, una pantalla de televisión se ubica en el centro de un librero, en el que se exhiben premios y pocos libros, entre ellos está “10 módulos para convertirse en detective”.
Las puertas del despacho de Vallejo se abrieron ayer para la prensa, que realizó un recorrido por las instalaciones de la Secretaría de Inteligencia (Senain), organizado por la Secretaría de Comunicación. La dependencia se ubica en una casa que originalmente perteneció a William Isaías, expropietario de Filanbanco.
La cita se dio luego de que el presidente Correa invitara públicamente, en una de sus sabatinas, a la prensa para que conozca las instalaciones de la Senain. Lo hizo después de que varios asambleístas de oposición acudieran hasta la puerta y pidieran ser recibidos, para solicitar respuestas sobre la presunta contratación de la empresa italiana de ciberespionaje Hacking Team.
En una rueda de prensa en la que solo se permitieron cuatro preguntas, Vallejo dijo que los asambleístas que intentaron ingresar a la Senain, realizaron un “show patético” que afectó la productividad de la sala de vigilancia técnica y electrónica. No obstante, añadió que “lo único que consiguieron es vulnerar la seguridad de estas instalaciones y la seguridad de la gente que trabaja aquí en complicidad con algunos medios”.
No se permitió recorrer todas las instalaciones. En el interior de las oficinas, hombres y mujeres jóvenes trabajan en temas que permanecieron en reserva durante el recorrido.
Sus identidades no se pueden revelar. El protocolo es estricto. No está permitido ingresar con dispositivos electrónicos. Por esa razón, los teléfonos celulares, las mochilas y bolsos se dejaron afuera, en unos canceles.
Al fondo de un pasillo está la oficina de Vallejo. Tiene un pequeño balcón que da hacia la piscina y el comedor, rodeado de plantas. Allí se ubican una sala pequeña y una mesa con cuatro sillas de mimbre. “Se ha coordinado con una empresa que les permita a los funcionarios que trabajan aquí tener su alimentación”, narra Andrade cuando se llega al área de BBQ. Aclara que no es un servicio pagado por la Senain, pues está prohibido que las entidades contraten la alimentación para los funcionarios públicos.
La visita, que calificaron como “excepcional”, incluyó la planta baja de la casa original y el primer subsuelo, pero no la planta alta ni un edificio que funciona aparte, en donde trabajan 40 analistas, según explicó Carolina Andrade, coordinadora de Inteligencia.
Andrade aclaró que no se han cambiado ni los pisos ni las paredes de las instalaciones del inmueble, mientras hablaba por un micrófono facial inalámbrico, cuyo audio se reproducía en parlantes instalados en el techo de los pasillos. Entre las paredes blancas del inmueble, todas las puertas tienen un sistema de identificación: algunas con huella dactilar y otras con tarjetas magnéticas.
Proyecto Soberanía
El primer subsuelo de la casa es ocupado por la Fiscalía. Entrar allí requiere un nuevo control de metales y no se permite el ingreso de grabadoras de voz. Allí funciona el proyecto ‘Soberanía’.
Un fiscal (cuyo nombre se mantiene en reserva) explica cómo opera esa entidad para realizar interceptaciones de las comunicaciones y recalca que esto se utiliza solamente para luchar contra el crimen organizado y siempre con la orden de un juez. Mediante un formulario firmado por el investigador y el agente fiscal del caso, también con huella dactilar, se solicita la interceptación de comunicaciones a un juez y, una vez que este lo ordene, se puede proceder, explica.
No se brindan detalles sobre el software o equipo tecnológico que se usa para el efecto. Pero en una sala con 20 puestos y sus computadoras, trabajan los agentes de la Policía Judicial que se encargan de esta tarea: escuchar, leer y transcribir. Para cada caso, hay cuatro analistas y un coordinador. Según explica un agente, en esa sala se trabaja las 24 horas y el personal ha pasado “evaluaciones de confianza”, como la pruebas de polígrafo.
Vallejo tampoco dio información sobre los contratos, equipos o software que se usa para interceptaciones, pues señala que están amparados en la Ley de Seguridad Pública y del Estado. Tampoco se pronunció sobre Hacking Team, pues es un “delito de hackeo internacional”. “La Senain no hace espionaje”, dijo.
En contexto
El 18 de julio, el Presidente realizó una invitación pública en el enlace ciudadano para que los medios conozcan la sede de la Senain. Ese día señaló que esta “no es mala, es buena”, pues combate el narcotráfico y que investiga “al servicio del pueblo ecuatoriano”.