La familia Salamea, los organismos de derechos humanos y la ciudadanía que el viernes participaron en una marcha, limpiaron el nombre de un inocente. Ayer, el Gobernador y el Jefe de la Policía de Azuay reconocieron que Carlos Salamea no participó en el asalto del 3 de julio. Esa día se produjo un enfrentamiento entre policías y sospechosos, en el centro de Cuenca. Salamea se dirigía a su casa en su Vitara de placas ACS-510, tras dejar a su hija en una entidad benéfica. Estaba a dos cuadras de su vivienda, cuando, en la intersección de las calles Hermano Miguel y Pío Bravo, fue abordado por los sospechosos, quienes subieron a su automotor.Salamea, de 64 años, falleció en el tiroteo con la Policía, al igual que dos acusados por los agentes de haber participado en el asalto a una agencia del Banco del Austro. Otros cuatro inculpados fueron detenidos. Edmundo Merlo, jefe del Comando de Policía de Azuay, señaló ayer que no se percataron de que Salamea fue usado como “escudo humano”. Su argumento es que la Policía actuó en un caso específico de delito flagrante y que no sabía quiénes estaban dentro del jeep. “Cubríamos un operativo con diferentes escenarios, donde lamentablemente cayó una persona ajena a ese delito”, dijo. El gobernador, Leonardo Berrezueta, ratificó la inocencia de Salamea y aseguró que el Gobierno resarcirá algunos daños a la familia. Él mencionó, por ejemplo, que cubrirán los gastos del funeral y que repondrán el vehículo a los Salamea. El Vitara de Salamea quedó destruido tras el tiroteo, con 49 impactos de bala. El hijo mayor del fallecido, Marco Salamea, dijo estar tranquilo, pero no conforme, porque nada les devolverá la vida y la honorabilidad de su progenitor. No descartó iniciar una demanda contra el Estado.