La concepción o, mejor dicho, la confusión que tiene el presidente Rafael Correa sobre lo que es participar en democracia sorprende.
Para él solo tienen derecho a opinar quienes participan en elecciones. Y de este grupo, únicamente, quienes logran un abultado respaldo popular. El resto, que se abstenga.
En su sabatina, Correa llamó “cobarde” a ‘Bonil’ porque no se presentaba a una elección para ver si saca medio voto.
Es una afirmación que sorprende y preocupa. No solo porque viene del ecuatoriano más influyente de los últimos tiempos quien, con toda seguridad, querrá pasar a la historia como un estadista.
Pero esta aspiración será difícil de alcanzar si Correa sigue confundiendo la definición de democracia con la de poder. La democracia es el marco de convivencia de todos los ciudadanos, sin importar condición alguna, pues en teoría todos tenemos los mismos derechos. Incluso los caricaturistas que, a juicio del Gobierno, mienten.
El poder es lo que buscan los políticos, y para eso sí hay que ser candidato. Si no entendemos esta diferencia, llevaremos nuestra democracia a niveles insospechados de desigualdad, donde solo los políticos podrán opinar.