Revocatoria, una medición de fuerzas

No es el primer fallo constitucional que genera confusión y levanta suspicacias. Pero el dictamen de la Corte del 26 de enero y su posterior aclaración quedarán en la posteridad como el comodín que bien podría servirle al presidente Rafael Correa o al ex presentador, Carlos Vera, para zanjar un enfrentamiento político por fuera de la arena electoral.

Ambos, Correa y Vera, se han esforzado las últimas semanas por demostrar valentía de cara a este incierto proceso revocatorio. El Presidente, retando a su contrincante a que presente hoy, al Consejo Nacional Electoral (CNE), las firmas que dice haber recolectado. Y Vera, advirtiendo a la opinión pública que no caerá en la “jugada” del Gobierno, secundada supuestamente por la Corte Constitucional (CC) y el CNE.Si los dos se mantienen en el terreno discursivo fácilmente neutralizarán este proceso plebiscitario, resultando victoriosos de una batalla que parece, será de ficción. De las trampas jurídicas que la Corte Constitucional sembró en su sentencia están sacando ventaja, por igual, Correa y Vera.

Los magistrados constitucionales dispusieron la suspensión de los procesos de revocatoria hasta que la Asamblea regule los requisitos y procedimientos para hacer efectivo “este derecho de participación”. Además, establece que las autoridades, objeto de revocatoria, como los alcaldes o el Presidente, pueden solicitar la suspensión del proceso. Este fallo, aclaró la CC, no rige para los procesos que se llevaron a cabo, ni para los que están convocados.

¿En qué situación está el proceso de Carlos Vera? Él retiró los formularios para recoger las firmas de quienes estén de acuerdo en revocar el mandato de Correa. Deberá entregar las rúbricas equivalentes al 15% del padrón nacional, cerca de 1,6 millones.

Pero si el ex presentador toma nota de la declaración que el titular del CNE dio a Ecuadoradio, el 28 de enero, su trámite aún no es oficial. Ese día dijo: “La petición de una revocatoria del mandato se ejerce el momento que se presentan las firmas de los ciudadanos. Hasta que no se hayan presentado las firmas de respaldo, no existe tal pedido de revocatoria”.

Bajo esa lógica, Vera dice que debe esperar a que la Asamblea reforme la Ley de Participación Ciudadana y plantee las reglas de juego definitivas.

La Función Electoral tiene otro argumento. Luego de la aclaración de la CC, Simon ha asegurado que la recolección de las firmas de Vera debía continuar hasta hoy. A partir de entonces, es Correa quien debe decidir si se suspende o no el trámite.

Simon dijo ayer que si no se presentan las firmas, “los formularios quedarán caducados”. En cambio, Vera ha dicho que esperará a que la Asamblea dicte la ley, ya que la Constitución impide intentar dos veces la revocatoria.

Vera desconfía del CNE y de las intenciones del Gobierno por boicotear su proceso. “En esas condiciones no inicié este proceso. Con otras condiciones no lo voy a seguir, porque está asegurado, con reglamento dedicado, que tumbarán las firmas y además hoy no cabe duda de que las pasarán el Ejecutivo”.

¿El proyecto de Vera, que le motivó a dejar el periodismo y a entrar en el político, podría quedarse en lo anecdótico? Esa es la interrogante. Si la débil institucionalidad jurídica enreda el trámite ante el CNE, Vera tendrá una ventaja a su favor. Ni Correa ni la sociedad ecuatoriana llegarán a saber en realidad cuántas adhesiones recopiló. La duda juega a su favor.

Varias pistas llevan a pensar que este proyecto revocatorio sí le quitó el sueño a más de uno en Carondelet y que, por lo tanto, se hicieron esfuerzos por detenerlo.

Uno: la aprobación del reglamento del CNE para que se invalidaran las firmas recolectadas de los ciudadanos que no votaron en las últimas elecciones del 2009 y que no pagaron la multa. Dos: el trámite, en tiempo récord, de la demanda de inconstitucionalidad de la CC, propuesta por los alcaldes. Deben ser contadas con los dedos de las manos las causas de este tipo que se despachan en solo un par de meses.

Tres: que se haya incluido la posibilidad de que la autoridad, cuyo mandado busca ser revocado, pida suspender el trámite.

Aunque Correa dice que ese requisito jamás lo usará, ¿para qué se pusieron tantos obstáculos a un proceso que, desde el discurso presidencial, ha sido tan minimizado? ¿Si es así, no hubiera sido más fácil que el Mandatario esperara a que Vera nunca complete las firmas para luego declarar su sepultura política? ¿Qué es lo el Presidente en realidad teme?

Esta batalla política parece haber quedado al margen, toda vez que la CC le entregó a Correa su consulta y con ello la posibilidad de levantar una nueva tarima.

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