Los 12 asambleístas que actualmente representan a Pichincha viven en el sector urbano del Distrito Metropolitano de Quito. La mitad, habita y vota en el norte de la capital, tres lo hacen en el valle de Los Chillos. La oficialista Paola Pabón en el centro, su colega de bancada, Virgilio Hernández en el sur de la ciudad y Wladimir Vargas vota y reside en Guayaquil (ver infografía). Es decir, la representación que tienen los siete cantones restantes de la provincia, así como las parroquias rurales del Distrito Metropolitano, dentro del Palacio Legislativo, hoy es inexistente.
La Constitución establece que para postularse como legislador por una provincia se necesita haber nacido en esa jurisdicción o residir en ese sitio, durante los dos últimos años. No obstante, uno de los objetivos de la creación de las nuevas ‘circunscripciones electorales’ en las tres provincias más pobladas (Guayas, Pichincha y Manabí) es mejorar esa representatividad y que los legisladores no provengan solamente de las grandes ciudades. “La idea es que los asambleístas no solo sean de Guayaquil o de Quito” dijo el vicepresidente electoral, Paúl Salazar.
Pero, a dos meses de que empiece el proceso de inscripción de candidaturas, el Consejo Nacional Electoral (CNE) aún no establece cuáles serán los requisitos que deberán cumplir los ciudadanos de las tres provincias, que deseen participar en las elecciones de febrero del 2013 y alcanzar una curul legislativa.
El organismo ha señalado que se está analizando la normativa legal y que las condiciones se establecerán en el Reglamento de Inscripción de Candidaturas.
Actores políticos critican desde ya que el Consejo pretenda, mediante un reglamento, establecer nuevos requisitos para la representación. En este marco, existe incertidumbre pues no se ha esclarecido si la pertenencia será establecida por el lugar de nacimiento, sitio de residencia o por donde se está empadronado.
Además ¿con este nuevo sistema de distritos electorales mejorará en realidad la representatividad provincial? Asambleístas de oposición coinciden en que una candidatura no puede estar atada al territorio de una circunscripción, pues en la Asamblea la representación es provincial y se debe legislar con un carácter nacional, no local. De este modo un ciudadano que nació en el norte de Quito podrá postularse para representar a una circunscripción del sur, y viceversa.
“Un ciudadano puede estar vinculado con responsabilidades de acción política, más allá del lugar de su nacimiento o del sitio de residencia” opina el ex Alianza País, César Rodríguez. Concluye que anclar la representación al domicilio tiene pros y contras, porque si bien existiría un nivel de cercanía, se corre el riesgo de establecer una visión parroquiana del actor político y convertir el territorio en un “gueto”.
En el caso de los siete cantones restantes de Pichincha, que formarán una sola circunscripción para elegir a tres legisladores tampoco habrá una plena representación. La razón: siempre habrá cuatro cantones que no tengan un candidato oriundo de su localidad. De allí que serán un factor político el que pese en partidos y movimientos para escoger los candidatos que tengan el apoyo de esos sectores, hasta el momento relegados.
Las estrategias que cada fuerza política lleve adelante buscarán zanjar este debate. Como analiza el legislador Virgilio Hernández hay un tema de “lógica política” ya que es difícil que alguien que no ha estado identificado con una circunscripción reciba el apoyo de los votantes.
Además, sostiene que para mejorar la representatividad el elemento que debería ser considerado es el padrón, pues este confirma la circunscripción a la que cada candidato está vinculado. Pero legisladores como María Paula Romo sostienen que no permitirán que el Consejo Electoral establezca nuevos requisitos para candidaturas en un reglamento, porque “eso resulta ilegal”.
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