Entrevista a René Ramírez. Secretario Nacional de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Senescyt) y cuadro de A. País
¿Los resultados de las pasadas elecciones pusieron al Gobierno al frente de un nuevo momento político?
Un tema fundamental en el que tenemos que trabajar desde la revolución ciudadana es la construcción del movimiento Alianza País. Las organizaciones no se construyen con marketing y eso nos permitió visualizar las elecciones del 23 de febrero.
¿Entonces?
El punto es hacer irreversible el proyecto político de la revolución ciudadana. Es decir, constitucionalizar la sociedad, ese es nuestro horizonte, ese es el pacto de convivencia.
¿Qué implica volver irreversible un proyecto?
Es tener un nivel de apropiación de la agenda programática de la revolución ciudadana, por parte de la ciudadanía y por parte de Alianza País. Y ese ejercicio, que implica la construcción de la organización, que creo yo ha sido uno de nuestros talones de Aquiles. Existe respaldo a la política pública, pero tenemos que construir una apropiación, ya que a diferencia de otros partidos o movimientos de la región, AP nació sin estructura.
¿Sin un movimiento fuerte no es posible que haya esa apropiación por parte de la ciudadanía?
Es fundamental. La ciudadanía sigue respaldando de manera abrumadora la gestión del Gobierno. Pero eso no es suficiente; se necesita un proceso de apropiación de esa agenda. En el sentido ‘gramsciano’ es una construcción de hegemonía que no solamente se la consigue desde el movimiento, sino de la gente.
Pero AP ya es una fuerza hegemónica. Tiene la Presidencia, la Asamblea,… ahora dicen que ganaron las elecciones seccionales.
Aquí, el gran ganador del 23 de febrero es la democracia, porque la oposición y muchos editorialistas siempre han puesto en tela de duda que en estos siete años hay problemas con ella. Pero es todo lo contrario, en estos siete años de gobierno, nunca antes ha habido tantos procesos electorales desde donde se ha ratificado la agenda programática por parte del pueblo ecuatoriano.
¿Es una democracia plebiscitaria?
Este tipo de democracia más directa con la ciudadanía, molesta a la derecha, a la oposición. Imaginemos que se dé incluso el tema de la reelección, el que la va ratificar o no la permanencia del presidente Rafael Correa será el pueblo ecuatoriano. ¿Se puede estar en contra ello?
¿Quiere decir que la reforma constitucional para avanzar en la reelección se aprobará vía consulta?
No estoy diciendo eso. Nosotros tenemos la fuerza en la Asamblea para impulsar una reforma constitucional. Pero sí, en una parte posterior, es necesario saber que al final de cuentas el que la ratificará es el pueblo ecuatoriano.
Si AP está tan concentrado en avanzar con el proyecto de reelección del Presidente, ¿también van a ajustar otras leyes electorales para que, por ejemplo, Correa no tenga tantas ventajas en la campaña electoral? Eso lo han señalado observadores internacionales.
Si se oye decir a Jaime Durán, asesor de Mauricio Rodas, de que esas condiciones supuestamente ventajosas le perjudicó al Régimen, ¿en qué se queda? Pero esas condiciones se deben discutir en la Asamblea. Tal ventajismo, a mi modo de ver, no existe en términos de temas electorales. Pero esto no es lo fundamental…
¿Qué lo es?
El proyecto político para nosotros es la Constitución de la República. Lo importante son las condiciones que tenemos que garantizar para que este continúe. Y en ese marco tenemos que ver quién es la persona que debe liderar
¿Quién?
Yo estaría inclinado a tener períodos de ocho años, cuatro, ocho años, cuatro (es decir, una reelección con un período de alternabilidad de por medio, ndlr). Eso sería saludable. Pero esto hay que discutirlo porque en esa mitad, puede existir un problema de cambio de orientación de la estructura de ese pacto político de convivencia que firmamos todos y eso hay que reflexionarlo.
¿Por qué las carencias de AP, que por muy popular que sea es solo una agrupación política, deben ser solucionadas con una reforma constitucional que incide sobre todo un país?
Existe una mirada de la democracia hiperinstitucionalizada vs. la democracia en la cual la que toma las decisiones es el pueblo. Nosotros hemos planteado escuchar a la ciudadanía, que es la que toma la decisión final. La democracia, al final de cuenta, no implica consenso, sino, en este sentido, mayoría porque de lo contrario sería imposible gobernar. El consenso lleva al ‘statu-quo’. El pueblo sabrá si el movimiento Alianza País continuará con la propuesta programada.
¿Pero por qué no le consultan al pueblo, desde un comienzo, si quiere o no una reforma constitucional para la reelección?
Eso lo decide la Corte Constitucional. Ese es el mecanismo.
Más allá de este tema político, ¿qué otros temas son importantes en la agenda de Gobierno para el 2017?
Es necesaria una nueva estructura productiva nacional. A veces nos dicen que hemos tenido tanto poder y yo señalo que hemos tenido el gobierno, pero no necesariamente el poder. Por ejemplo, ¿por qué no se ha metido antes el Código Monetario Financiero? ¿Dónde esta realmente el poder? Recién en este momento tenemos la fuerza para hacer este cambio.
¿Es decir que hasta el 2017 es un tiempo insuficiente?
Tres años no son suficientes. En otros países estos procesos han tomado 25 o 30 años.
Su trayectoria:
Es economista graduado en la San Francisco y con estudios en Flacso-México. Tras la salida de Fander Falconí, dirigió la Secretaría de Planificación. Ahora está al frente de la política de Educación Superior.
Su punto de vista: Cree que el proyecto de revolución ciudadana necesita ser irreversible.
La frase
“Pese a todo lo que dicen yo señalo que hemos tenido el gobierno, pero no necesariamente el poder”.