Para la apertura de una embajada es necesaria la conformidad y coincidencia de voluntades de los dos Estados, lo cual entre Ecuador e Irán no se ha producido”. Con esas palabras recogidas en un comunicado del 19 de agosto de 2007, la Cancillería negaba la información de la agencia iraní Irna, que anticipaba su país abriría una embajada en Quito.
Por entonces, la administración de Rafael Correa decía que su acercamiento a Teherán obedecía a un interés económico. Por eso, sostenía que solo evaluaba la apertura de oficinas comerciales.
“Se convino en conformar delegaciones para analizar aspectos de tipo comercial que determinarían la posibilidad de abrir un oficina comercial en cada una de las capitales”, agregaba el boletín.
Sin embargo, a la vuelta de 5 años, Ecuador e Irán no solo abrieron oficinas comerciales. Su relación bilateral llegó al campo político y se estrechó de forma progresiva a través del nombramiento de embajadores, visitas de alto nivel y pronunciamientos de apoyo en temas sensibles como el programa nuclear iraní.
Dos visitas por año
Desde enero de 2007, cuando el presidente Mahmud Ahmadinejad asistió a la investidura de Rafael Correa, las visitas y reuniones políticas de alto nivel han crecido a un ritmo sostenido. Desde esa fecha hasta mayo del 2012 se han registrado nueve visitas. Es decir, en promedio, dos veces por año representantes de ambos gobiernos tienen algún tipo de contacto, ya sea en Quito o Teherán.
Después de la apertura de las oficinas comerciales, la consolidación de lazos políticos llegó con la inauguración de embajadas y, finalmente, con las visitas de Correa y Ahmadinejad (cronología).
A la par de esas reuniones, la convergencia política de ambos gobiernos escaló gradualmente a temas geopolíticos.
Su punto máximo llegó el 12 de enero en Quito, en el marco de una gira que Ahmadinejad cumplió por la región, que incluyó a Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Ese día, en Carondelet, Correa dejó en claro que apoya a Irán en su choque con EE.UU. y la Unión Europea, que critican su plan de energía nuclear.
“Irán puede contar con nuestro total apoyo para que se sepa la verdad y no tan solo la propaganda de ciertos países que tienen un doble estándar vergonzoso”, dijo.
En la comunidad internacional se han encendido las alarmas sobre el trasfondo de la visita de Ahmadinejad, gestionada por su diplomacia. El Departamento de Estado de EE.UU. señaló que no era una buena opción para A. Latina acercarse a Irán.
El embajador Francisco Proaño, titular de la Asociación de Diplomáticos en Servicio Pasivo, dice que la relación con Irán resulta preocupante si toma un cariz “que pueda entrar en contradicción con las decisiones del Consejo de Seguridad de la ONU”.
Puntualmente con la Resolución 1929 del Consejo de Seguridad, que en 2010 impuso sanciones al régimen de Ahmadinejad, por no demostrar el carácter pacífico de su programa nuclear.
Entre esas medidas figura el aumento del control de actividades financieras, así como el congelamiento de activos de entidades sospechosas de tener nexos con las actividades no declaradas del programa nuclear.
De ahí que ahora sea objeto de escrutinio el acuerdo comercial suscrito con Irán, el día de la visita de Ahmadinejad.
Legisladores de oposición como Betty Amores y Paco Moncayo, así como el Comité Empresarial Ecuatoriano, han expresado su preocupación. Desde esos sectores hay el temor que ese instrumento pueda servir para burlar las sanciones de la ONU a Irán y ponga en riesgo a Ecuador.
Esas sospechas no son nuevas. En enero pasado, en su columna en la revista Time, el periodista Tim Padgett sugirió que Irán busca en el sistema financiero de sus socios latinoamericanos “lavar dinero” para su Ministerio de Defensa, a través del Banco de Desarrollo y Exportaciones.
“La relación con Irán no trae ningún beneficio político. Al contrario, genera un desgaste frente a la Comunidad Europea y EE.UU., donde el país sí tiene intereses”, dice el ex vicecanciller Marcelo Fernández de Córdoba.
En efecto, el embajador de Washington en Quito, Adam Namm, ya advirtió que el nexo con Irán puede poner riesgo el flujo comercial entre Ecuador y EE.UU., su primer socio comercial.
Ecuador defiende su nexo
Las autoridades de Ecuador e Irán han optado por restar importancia a las críticas. El gobierno de Correa sostiene que su relación con Teherán se inscriben en el marco de soberanía y de respeto a reglas multilaterales. Un discurso similar tiene el embajador iraní, Mayid Salehi, quien afirma que son “inaceptables” las acusaciones de un supuesto mecanismo para lavar activos.
En este escenario, en agosto puede cristalizarse el décimo encuentro entre ambos gobiernos, a propósito de la Cumbre de Países No Alineados, en Teherán. Correa ha señalado que aún analiza si acepta ir. “Lo vamos a pensar (…) sobre todo porque es una invitación de Irán (…) un país querido”.
Las visitas clave
Enero 2007. Mahmud Ahmadinejad visita por primera vez Ecuador. Lo hace para asistir a la posesión de Rafael Correa.
Julio 2007. Viceministro de Asuntos Económicos, Sheikh Attar visitó Quito, para analizar apertura de Oficina Comercial.
Noviembre 2007. La República Islámica de Irán abre su Oficina Comercial en Ecuador. En febrero del 2009 abrió su Embajada.
Julio 2008. Rafael Correa recibe a Majid Salehi, representante del Presidente iraní. Salehi fue designado embajador.
Agosto 2008. Ecuador abre su Oficina Comercial en Irán. La entonces canciller María Isabel Salvador, fue a Teherán.
Diciembre 2008. Rafael Correa realiza una visita oficial a Irán. Es recibido con honores por Mahmud Ahmadinejad.
Septiembre 2011. El vicepresidente de Irán, Mohammad Reza, visitó el país. Fue recibido por el Municipio de Quito.
Enero 2012. Visita de Mahmud Ahmadinejad al país. Dice que Ecuador es un aliado frente a las potencias de occidente.
Mayo 2012. Visita de canciller Ricardo Patiño a Irán. Se reunió con Ahmadinejad. Reiteró el respaldo al programa nuclear.
Mayo 2012. El vicepresidente de Irán, Ali Saeedlu, llega a Quito para invitar a Correa a la Cumbre de Países No Alineados.