Refundando la refundación

El gobierno de Rafael Correa no solo se convertirá en estos días en el único que logró completar cuatro años tras el período de inestabilidad que empezó en 1996 (Bucaram, Alarcón, Mahuad, Noboa, Gutiérrez y Palacio), sino que tiene cuerda hasta el 2013. A primera vista, el hecho parece una muestra de estabilidad política, pero si se hurga un poco más se hallarán muchos matices.

La primera constatación es que se ha consolidado un modelo concentrador. Personajes influyentes de Alianza País afianzan su creencia de que la división de poderes obedece a un modelo obsoleto rebasado por procesos “revolucionarios”. Pero si el Ejecutivo es el superpoder, no se entiende para qué, por ejemplo, se creó el llamado poder ciudadano.

Y tampoco se entiende para qué se impulsó un proceso plebiscitario que empezó con una Constitución que se contradice con la realidad y, sobre todo, que es irrespetada por sus mentalizadores. El asambleísta Paco Moncayo se unió ayer a quienes consideran que el Ejecutivo se siente cómodo sin Constitución.

Viene una consulta sobre temas heterogéneos que apuntala el modelo concentrador, en cuanto busca fórmulas que den mayor poder personal al líder y debilitar a los otros actores institucionales.

Catorce años de inestabilidad, cuatro de estabilidad. Quizás sea mejor que se pregunte en la consulta, que parece estar destinada a ser una especie de refundación de la refundación, si los ecuatorianos quieren división de poderes o si conscientemente han escogido la delegación total a cambio de la “estabilidad”...

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