Carlos O. (identidad protegida) es distribuidor de El Telégrafo y del PP El Verdadero desde hace siete meses. Su trabajo consiste en retirar los ejemplares de los periódicos a partir de su llegada a Quito desde Guayaquil, para luego distribuirlos a los voceadores.
Su zona de distribución va desde el parque El Ejido hacia los alrededores del colegio Mejía. Allí llega cerca de las 06:00 y entrega 160 ejemplares de El Telégrafo y 70 del PP a 60 canillitas. Según cuenta Carlos O., de esa cifra le devuelven cerca de 60 diarios de El Telégrafo y 65 del PP. Es decir que cada voceador recibe 2,6 ejemplares de El Telégrafo y de ellos, uno es devuelto. En el caso del PP El Verdadero, entre los 60 canillitas venden 5 diarios. Por cada periódico vendido de El Telégrafo, el voceador gana 13 centavos y Carlos O. 1,5, según contó.
El fin de semana la distribución baja. El hombre solo retira 25 diarios de El Telégrafo y 10 del PP. “El fin de semana se venden menos porque no salen todos los voceadores”, explicó el repartidor.
Esto se repite con Antonio T., quien es vendedor de periódicos desde hace 11 años y vive en La Tola. Sale de su casa a las 06:00 y se dirige a la 24 de Mayo para retirar los periódicos que se distribuyen en la capital. Al llegar donde uno de los distribuidores recoge 80 ejemplares de diario El Extra, 30 de Diario EL COMERCIO, 15 de diario Hoy, 15 de El Universo, 15 de La Hora y 3 de El Telégrafo.
“Solo llevo tres porque la gente no compra. Hay veces que vendo solo uno y el resto devuelvo al siguiente día”, dice. Según explica, su ganancia por vender El Telégrafo es de menos de 20 centavos. El precio de venta al público de este periódico es de 45 centavos.
Otro de los canillitas coincide con él. Jaime L. vende periódicos desde hace 16 años en El Ejido. Afirma que la venta y ganancia de este ejemplar es mínimo. “Hay veces que ni lo cojo porque no se vende y más es el viaje para retirarlo, porque no todas las distribuidoras lo tienen”, cuenta.
Para Lorena Tinajero no es problema tener en su quiosco todos los diarios que se distribuyen en Quito, entre ellos El Telégrafo.
Sin embargo, dice que lo vende porque a las 07:00 uno de los distribuidores pasa en motocicleta y le deja de tres a cuatro ejemplares. En caso de no venderlos, los devuelve al día siguiente a este motociclista que solamente reparte ese periódico.
La canillita Imelda P. tiene un diagnóstico similar. “La gente no compra ese periódico. En general la venta ha bajado un poco en todos porque ahora ven (las noticias) en Internet”.