Un ambiente cargado de expectativa rodeó ayer a la llegada del nuevo embajador, Raúl Vallejo, a la sede de la representación diplomática de Ecuador en Bogotá. Esta ocupa el séptimo piso del blanco edificio Fernando Manzuera y Cía., en el número 6-30 de la calle 72, en uno de los polos financieros del noreste de esta capital.
La presencia del ex Ministro de Educación representaba el término de la ausencia de un Embajador titular en su despacho, a raíz de la ruptura de relaciones entre Quito y Bogotá, el 3 de marzo del 2008.
Vallejo, quien dijo en una entrevista publicada en el sitio en línea de la Cancillería ecuatoriana, que “actualmente entre los dos gobiernos existe una confianza restablecida”, programó para ayer una visita relámpago que tenía dos objetivos.
Uno, presentar sus cartas credenciales a la canciller colombiana, María Ángela Holguín, en una ceremonia fijada para las 18:30, en el Palacio de San Carlos. Y dos, conocer de primera mano, de boca del encargado de Negocios ecuatoriano, Andrés Terán, los detalles de la operación de la Embajada, que asumirá formalmente el 5 de enero, según se informó ayer.
El retorno del catedrático y escritor devenido en diplomático estaba previsto anoche mismo.
No obstante, el caos aéreo que se vive en el aeropuerto internacional Eldorado, a causa del severo invierno que ha causado la cancelación y demora de decenas de vuelos desde y hacia Bogotá, complicó un tanto la cargada agenda del Embajador. El vuelo de Avianca- Aerogal, procedente de Quito, se retrasó.
Al final, poco después de las 15:35, Vallejo acudió al séptimo piso y saludó con quienes serán sus colaboradores y con los agregados militares Marco Medina y Eduardo Cárdenas. También estrenó la que será su oficina. No estuvo más de 30 minutos.
El caos aéreo también le jugó una mala pasada al canciller Ricardo Patiño. Antes de aterrizar, la nave debió sobrevolar Bogotá unos 40 minutos.
Y en el acto, que empezó a las 19: 50, el designado embajador de Colombia en Quito, Fernando Arboleda Ripoll, igualmente presentó sus cartas diplomáticas a Patiño, después de que Vallejo lo hiciera con Holguín.