El nuevo presidente español, el conservador Mariano Rajoy, pretende recuperar el terreno perdido en América Latina después del mandato del socialista José Luis Rodríguez Zapatero. Así lo manifestó en el debate de investidura, cuando declaró su intención de “reforzar el vínculo iberoamericano”.
En ese sentido, señaló que “el mejor marco para estrechar estos lazos” es el bicentenario de la primera Constitución española, la de 1812 promulgada en Cádiz, ciudad española que albergará en 2012 la cumbre de jefes de estado de América Latina.
El gobierno del Partido Popular (PP, centroderecha) considera que durante el mandato de Zapatero (2004-2011) España perdió su “lugar en el mundo” y ahora su misión es devolverlo.
El nuevo canciller, el veterano dirigente del PP José Manuel García Margallo, durante 17 años eurodiputado, dijo que en esta misión su segunda prioridad es América Latina, por detrás de Europa y por delante de Estados Unidos.
En su ministerio las relaciones con América Latina volverán a subir de rango hasta el de secretaría de Estado, tras dejar de tenerlo en la remodelación acometida por el gobierno socialista el año pasado, sobre la base de criterios de austeridad.
España, sumida junto con Europa en una grave crisis económica, perdió influencia en América Latina, donde sigue siendo el segundo inversor del mundo y el primero europeo, ante el desembarco de China en el Cono Sur.
Entre enero y agosto de este año España realizó el 5,7% de sus transacciones comerciales con países de América Latina, mientras que Asia acumuló el 20,2% de las importaciones y el 7,6% de las exportaciones. Europa sigue siendo el principal socio comercial de España con el 70% de las exportaciones y el 60% de las importaciones.
Zapatero aumentó el dinero en cooperación al desarrollo en América Latina, pasando de 549 millones de dólares en 2000 a 1.251 en 2009, aunque no incrementó los vínculos comerciales ni los diplomáticos con la región.
El ex presidente español fue uno de los numerosos ausentes en la pasada cumbre latinoamericana de Paraguay. El gobierno socialista, con Miguel Angel Moratinos al frente de la cancillería, apoyó a Cuba en la Unión Europea para que se levantaran las sanciones contra La Habana y medió en la excarcelación de unos cien presos políticos.
El PP, tanto durante el mandato de José María Aznar (1996-2004) como durante la oposición de los últimos 7 años, se mostró muy crítico con gobiernos como Venezuela y Cuba y actuó en consecuencia, como en la UE, donde Aznar promovió la “posición común” para condicionar las relaciones con La Habana a la “mejora” de los derechos humanos.
De Rajoy, vicepresidente con Aznar, se espera un acercamiento a los gobiernos de Chile, Colombia e incluso Brasil, y no a los de Cuba, Venezuela o Ecuador.
En su libro de memorias “En confianza”, presentado antes de las elecciones, Rajoy escribe sobre La Habana que no pueden “transigir con las violaciones de estos principios (derechos humanos), como ocurre en Cuba y otros países, pero sí ayudar a la estabilidad y en los avances hacia una mayor libertad y democracia”.