El presidente de Ecuador, Rafael Correa, se declaró satisfecho de haber recibido una comunicación del Reino Unido, en la que se descartó la posibilidad de un ingreso a la embajada de Quito en Londres, donde se encuentra asilado el fundador de Wikileaks, Julian Assange.
“Felizmente el día de ayer, 23 de agosto, hemos recibido una comunicación de la cancillería del Reino Unido manifestando que (…) en ningún momento hubo amenaza alguna en contra de la embajada del Ecuador”, dijo este viernes el presidente en un mensaje de radio y TV.
“Aunque es evidente que hubo una amenaza, entendemos esta comunicación como una retractación de la mencionada amenaza, la cual acogemos con alegría”, agregó.
Correa hizo la declaración horas después de que los cancilleres y representantes de la Organización de Estados Americanos (OEA) aprobaron el viernes en Washington una resolución de “solidaridad y respaldo” a su país, el cual denunció que Gran Bretaña “amenazó” con ingresar a la embajada ecuatoriana para arrestar a Assange.
La resolución llama a “rechazar cualquier intento que ponga en riesgo la inviolabilidad de las misiones diplomáticas”.
“Solamente nos queda reconocer el inmenso apoyo que hemos recibido de toda nuestra América y de todos los pueblos del mundo”, señaló Correa.
Ecuador “no le pedirá jamás permiso a nadie para ejercer su soberanía, y siempre estará dispuesto a defender los derechos humanos de cualquier ciudadano que así lo requiera”, añadió en alusión a su decisión de conceder asilo al fundador de Wikileaks.
Assange, de nacionalidad australiana y de 41 años, se refugió en la embajada de Ecuador en Londres el 19 de junio pasado y recibió asilo diplomático el 16 de agosto para evitar su extradición a Suecia, donde es requerido para que responda por cargos de agresión sexual que él niega haber cometido.
El australiano teme que de Suecia se le pueda extraditar a Estados Unidos, donde se le investiga por espionaje debido a la publicación de cientos de miles de documentos sobre las guerras de Irak y Afganistán y cables confidenciales del Departamento de Estado, por lo que sostiene podría ser condenado a cadena perpetua o a la pena de muerte.
Hasta ahora, las autoridades británicas han rechazado extenderle un salvoconducto que le permita salir de la sede diplomática y viajar a Quito.