Si ya ha estado preso casi siete seis meses que se aguante un poco más.
Finalmente la protesta de la esposa, su hija y alguno que otro periodista al que nadie lee es mucho menos grave que darle un dolor de cabeza al jefecito cuando solo falta una semana para la consulta.
Y claro, no queremos contrariar a nuestro máximo jefe, porque si condenamos a este César Carrión la gente se indignará y si lo soltamos el tema puede hacer mucho ruido. En ambos casos se podrían afectar las proyecciones que el jefecito tiene hechas para el próximo sábado 7 de mayo.
Además, más vale aguantarnos un poco la conciencia unos pocos días más que perder la oportunidad de que él y quienes le van a ayudar a nombrar los jueces del futuro nos tomen en cuenta. Un contratiempo a estas alturas y nos puede costar la carrera. No nos olvidemos que él no deja pasar una y no se olvida de nada ni de nadie.
Seguro y esta decisión de prorrogar la audiencia de Carrión nos la va a agradecer.
Que no nos escuche pero la acusación esa que hizo de que escondió la llave del hospital y que le quiso dar cianuro es tan absurda y ridícula que sería escandaloso decir que Carrión es culpable. Ya veremos qué hacemos, cuando la consulta ya haya pasado y él esté feliz como una lombriz.
Además, no hay evidencias de peso y por ahí circula un video que demuestra que nunca se opuso a abrir la puerta y que fue él quien guió a las personas que lo llevaron hasta el cuarto del hospital donde se lo atendió.
Que se aguante nomás. Lo demás es lo de menos.