A más de difundir las noticias del Gobierno, los medios que están bajo su control tienen a su cuenta otra tarea: desmentir toda la información publicada en los medios independientes y que, a criterio del Régimen, debe ser desmentida.
En ese sentido, el portal electrónico El Ciudadano destina varios espacios a responder, con duras críticas, lo contenidos que los medios privados publican. Y dependiendo de la importancia que el Régimen quiera dar a los supuestos desmentidos, se determina la estrategia de difusión. No es raro que a los correos electrónicos llegue, en forma de cadenas, boletines electrónicos con la visión del Gobierno frente a una determinada publicación. La orden de dar o no rienda suelta al envío de estos boletines sale directamente del despacho del secretario de Comunicación del gobierno, Fernando Alvarado.
Este material también es procesado para que, en el enlace ciudadano de los sábados, el presidente Rafael Correa se refiera al respecto en su espacio ‘La Libertad de Expresión ya es de todos’. Allí, Correa da su visión de la información que cuestiona y, debido al formato que tiene la larga cadena sabatina, no hay espacios para la interlocución, a pesar de que se tratan temas que despiertan mucho debate.
Las réplicas que El Ciudadano prepara se basan en el monitoreo permanente de medios que realiza la Secom. Todos los días un grupo de periodistas lee los diarios, escucha las radios y mira los noticieros de televisión. Luego emite un informe detallado en el cual se especifican los temas que se abordaron, los ejes informativos, así como la importancia y la valoración que el medio le dio en su proceso de jerarquización de la noticia. Este análisis se realiza en el llamado ‘Cuarto de Poder’.
El reporte final que sale de este análisis informativo se sube al portal del Sigob, para conocimiento del presidente Correa.
Una vez que llega a la Secretaría de Comunicación, se prepara la contrarréplica a los temas que se consideren “tergiversados”. Para ello, el Régimen utiliza todo su aparataje comunicacional. El primer nivel son los medios oficiales, públicos e incautados. Luego los enlaces sabatinos y al final las cadenas nacionales.
El Gobierno tiene la teoría de que algunos medios de comunicación son de oposición política. Así lo asegura la organización Fundamedios en su reciente libro ‘La Palabra Rota’.
“La proporción está medida en función de qué tan adentro está uno del ring, nosotros estamos muy adentro. Los reclamos desde el Gobierno no han sido desproporcionados. Son justas respuestas de acuerdo a lo que recibimos de los medios que son opositores y no informan. No los miramos como enemigos a los medios, quienes no rebasan la línea de rigor periodístico. Cuando usan medios para atacar y jamás ver lo bueno”, manifestó Fernando Alvarado, secretario de Comunicación en una entrevista concedida a Radio Visión.
Según el director de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, Jaime Abello, esta tendencia se replica en todos los países de la región. “El poder político siempre va a tratar de usar a los medios de comunicación en función de su poder. Pero no les interesa dar una entrevista porque les coloca en una situación de incomodidad”.