Además de Esmeraldas, en parroquias de otras siete provincias del país debieron volver a las urnas luego de que estas se suspendieran el 23 de febrero pasado por disturbios o por errores en las papeletas electorales.
En todas, la nota común fue el impresionante operativo de seguridad para que no se repitan los hechos violentos. Y en ninguna se registraron desmanes.
En el recinto del Colegio Eduardo Granja, en el centro del cantón Pedro Carbo (noroeste de Guayaquil), 13 500 electores acudieron a las urnas para elegir únicamente la dignidad de concejales urbanos. Lo hicieron custodiados por seis tanquetas de las Fuerzas Armadas.
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No tuvo el mismo operativo Yaguachi, también del Guayas, aunque sí contó con una buena presencia policial. Aquí, 15 600 empadronados elegían nuevamente concejales urbanos.
En la parroquia La Esperanza, en el sur de la capital de Imbabura, el Consejo Nacional Electoral dispuso que se repitan los comicios para designar a cinco vocales de la junta parroquial.
Estaban autorizados para sufragar 6 416 electores. Unos 400 elementos del Ejército y la Policía se encargaron de la seguridad. Según Carla López, coordinadora de este recinto electoral, ubicado en la Escuela Mariano Acosta.
También se desarrolló con absoluta normalidad las elecciones ayer en el cantón Ponce Enríquez, que se encuentra a tres horas de Cuenca. Es el único lugar en el país en donde se utilizó el voto electrónico. En este cantón seis candidatos esperan los resultados para conocer quién será el Alcalde.
También se eligió a cuatro concejales por el sector urbano y uno que representará a la zona rural. Además, los habitantes de Ponce Enríquez votaron por la dignidad,de Prefecto, pero los resultados no cambiarán los del pasado 23 de febrero, donde Paúl Carrasco fue electo como Prefecto de la provincia del Azuay.