El medallista olímpico y campeón mundial, Jefferson Pérez, habla de las prioridades que debe tener el país: sueños intangibles, educación y proteger los ahorros.
¿Qué hizo Jefferson Pérez para llegar a donde está?
No es solo que nosotros hagamos bien o mal las cosas, es lo que representamos para los demás. Yo hago un llamado de reflexión a las personas adultas de que asumamos con responsabilidad las acciones y las actividades porque no es solo mi libertad de hacer lo que quiero sino convertirme en foco de inspiración hacia los demás.
¿Qué hace falta para cosechar logros como los suyos?Creo que nos ponemos metas muy inmediatistas tangibles. Voy a ponerles un ejemplo. Yo quiero ser deportista de alto rendimiento porque quiero tener mi carro, mi casa y probablemente mi chica. ¿Qué pasa cuando ya tengo mi carro, mi casa y mi chica? Se acabaron mis sueños y mis metas. Ahí viene la inestabilidad porque ya no tengo más aspiraciones. Lamentablemente en nuestro país sucede que tenemos metas inmediatistas, tangibles. Ojalá podríamos hacer inversiones a largo plazo, de toda una vida de trabajo como la de los japoneses.
¿Qué representa ‘Nardo y los zapatitos de oro’ (cuento que recoge su historia)?
Nardo es el origen de Jefferson Pérez. No existiría sin Nardo y Nardo es lo que le da ese espíritu combativo. Jamás olvidemos de donde venimos, pero tengamos extremadamente claro a donde queremos ir; inversiones a largo plazo con sueños intangibles para futuras generaciones.
¿Qué significa la familia?
Cuando una persona se compra un vehículo Suzuki del 92 y le pone gasolina extra acepta, pero si a un Mercedes Benz del 2010 le ponemos extra se va dañar. Yo creo que tuve la suerte inmensa de que a mí siempre me pusieron gasolina súper. Pese a la pobreza, mi familia jamás me dijo roba o mata. Ese combustible me alimentó y por eso hago un llamado reiterado a las familias, especialmente a los padres, para que invirtamos en nuestros niños.
En América Latina ¿qué somos, qué queremos y hacia dónde vamos?
Nosotros si no somos humildes, si no aceptamos que hay otros países que nos pueden enseñar cómo explotar de mejor y mayor manera nuestros recursos, vamos a quedarnos sin recursos.
¿Cómo logramos que el Ecuador marche número uno como usted lo hiciera en el deporte?
Deberíamos tener como nación un objetivo y establecer como nación cuál es mi objetivo.
¿Es factible plantearse esos objetivos con la inequidad que existe, con la diversidad regional que tenemos?
Sí creo que hay posibilidades. ¿Cómo encontramos equilibrio? Está muy bien, genial como han mejorado las carreteras, buen trabajo, pero también no olvidemos que necesitamos generar recursos, no solo comernos los ahorros.
¿Le va a tentar la política también?Yo no creo que la política se limita a un cargo de elección popular. Yo creo que existen políticas sociales en las cuales, a través de una fundación, se puede hacer mucho. Mi meta, Dios mediante, es llegar a tener 10 mil niños en mi fundación. Niños que trabajan en los mercados, lustrando zapatos, vendiendo caramelos, flores, ellos son mis niños. A ellos no les damos dinero, no un balón de fútbol. Les damos oportunidades. Me encantaría que uno de mis chicos, que hoy está vendiendo periódicos, llegue a ser el presidente de la nación.
¿Cómo dar esas oportunidades de las que habla?
Quitémonos los absurdos prejuicios de que si son ricos, pobres, son malos. Desechemos y veamos las oportunidades.
¿Cuánto juega el cambio de la educación?
Hay que mejorar las condiciones. Un gran objetivo debe ser el mejoramiento de la educación.
¿Cómo lograr un acuerdo nacional, si es posible?
Hay que renunciar a los individualismos. ¿Qué queremos como nación? y eso le he dicho al Presidente. Presidente pongamos los objetivos como nación, no objetivos como Alianza País o como Rafael Correa sino como país. Eso nos va a inspirar y motivar día a día. Nos faltan metas y objetivos.
Del tema de las libertades, especialmente de expresión, ¿qué piensa?
Es vital tener la libertad de pensar y hacer lo que uno quiere, pero también hay que asumir las consecuencias y la responsabilidad que eso implica.
¿Cómo lograr una revolución espiritual?
Eso nos falta a nosotros. Cuando encontramos una revolución espiritual hago las cosas no porque me lo digan sino porque deben hacerse de la manera correcta.
¿Qué pasa con los casos que enarbolaron la revolución y fueron al disfrute del poder?
Si revisamos las cuentas corrientes de los hombres más ricos en Latinoamérica vemos unos cuantos revolucionarios, entre comillas, que tienen cuentas bastante gordas en Suiza. No puede haber revolucionarios así, que se acomodan luego en el poder.
¿Cómo se forjó Jefferson Pérez en el atletismo?
Por circunstancias de la vida, un día me encontré con una sorpresa no muy grata en el colegio: el profesor de educación física me quería hacer perder el año por faltas porque yo pasaba más en los laboratorios. Él me dijo vamos hacer una competencia y si ganas pasas el año. Ahí fue cuando pedí apoyo, fui al estadio donde entrenaban atletas. Empecé a entrenar al día siguiente y a las dos o tres semanas me cambiaron a entrenar con los juveniles. ¿Qué pasó?, que yo había entrenado antes vendiendo periódicos. Corría de 4 a 5 horas diarias. Todo ese entrenamiento natural generó una base.
¿Esto pasa por la voluntad para llegar a ser lo que es?
Es como sabía decirme mi madre cuando empecé a hacer deporte: “tú tienes arranque de potro y parada de burro porque empiezas todo y luego te paras”. Me quedé pensando en eso y luego escribí: voy a tener arranque de burro y jamás me van a parar como un potro. Todo el tiempo entrenar como burro para correr como potro.
¿Qué problemas y lesiones ha tenido en el camino?
En el 97 los médicos me dijeron que no podía correr en la montaña. Pregunté ¿por qué? Yo era un salvaje para correr en la montaña. Era un venado y así trabajé duro y me preparé intensamente.