La primera vez que ejerció su derecho al voto fue a los 18 años. Tenía el cabello hasta los hombros, vestía jeans rotos y llegó hasta las instalaciones del colegio Teodoro Gómez de la Torre, en Ibarra, para ‘hacer democracia’. Ayer, 20 años después, se alistó para hacerlo por segunda vez.
A las 11:30 de ayer, Wilson Herrera caminaba por la calle Alonso de Angulo. Iba a sufragar. Ahora, con su corte militar, pantalones bien planchados y una glock 9 mm en la cintura, salió desde su casa, en la Villa Flora, hacia el colegio Fernández Salvador, a unas pocas cuadras de su vivienda.
A sus 38 años, es Sargento Segundo de la Policía Nacional y miembro del Grupo de Operaciones Especiales (GOE).
“Ya me había olvidado lo que es esto de las votaciones. La primera vez que voté fue antes de entrar a la Policía. Luego ya me olvidé del asunto. Sí daba pena no poder votar. No por ser uniformados debíamos perder nuestro derecho a elegir a nuestros gobernantes”, dijo antes de entrar al centro educativo.
En 1970, las Fuerzas Armadas tuvieron el derecho a un voto indirecto en la elección de senadores funcionales. Con el retorno a la vida democrática, en 1979, se suspendieron las senadurías funcionales. Juan Paz y Miño, cronista de la ciudad, explica que, desde entonces, se dio a las Fuerzas Armadas la misión de mantener el orden del sufragio.
Herrera sabía que no le permitirían acercarse a las urnas con su arma. Se la encargó a su esposa, quien permaneció de pie junto a un militar que controlaba el orden en el interior del plantel.
Recuerda que hace un mes le llamaron de la unidad a la que pertenece y le informaron que debía acercarse a retirar una credencial para ejercer su derecho al voto. Ese documento es el que le faculta acercarse a cualquier recinto electoral en el país, para poder sufragar. Sacó de su bolsillo un cartón blanco de unos 10 cm de largo que certifica que Herrera es policía en servicio activo. El documento además especifica que su uso es únicamente para las elecciones generales del 17 de febrero.
Allí consta además su número de cédula y un código de barras, de seguridad. Según el CNE, en total se elaboraron 53 637 credenciales para todos los uniformados.
El policía se acercó a una mesa, explicó a los miembros de la junta receptora del voto que deseaba votar, pero que no está en la lista, porque es de la fuerza pública.
“Pero si no está no puede votar”, le contestó uno de los miembros. “No, los policías podemos acercarnos a cualquier mesa, por eso le presento este certificado”, explicó el uniformado que, de tanto insistir, recibió las cuatro papeletas. Se sentó tras un cartón, en una banca de metal y empezó a rayar por sus candidatos preferidos.
Esta no es la primera vez que los militares y policías pueden sufragar. En las elecciones del 2009 ya estaban autorizados a hacerlo.
El en el Colegio Luciano Andrade Marín, en el norte, por ejemplo, la mayoría de los 26 militares que se encargaron de mantener el control en el interior de las instalaciones, votaron. Robert del Castillo, capitán del Ejército a cargo del operativo, explicó que él y sus compañeros votaron temprano, antes de que las personas empezaran a llegar al lugar.
En las afueras de ese establecimiento, 14 policías se encargaron del control del tránsito y de mantener el orden en los alrededores. Maritza Enríquez, de la Dirección Nacional de Tránsito, contó que hasta el mediodía de ayer la Policía había detenido a ocho personas que tenían boleta de apremio por juicios de alimentos.
En el sur, la situación fue similar. Policías y militares encargados de controlar el orden sufragaron.
Herrera, quien al momento trabaja en la Dirección Nacional de Inteligencia, terminó de llenar las papeletas. Se levantó y las depositó en las urnas. Como Herrera no consta en los listados de los votantes de esa mesa, debió escribir su nombre en la última página. Puso su número de cédula, firmó y recibió el comprobante de votación.
¿Por quién votó? “El voto es secreto”, respondió con una sonrisa.
La segunda votación
Los militares y policías fueron capacitados por el Consejo Nacional Electoral sobre la forma en que podían ejercer ayer su derecho al sufragio.
Esta es la segunda vez que los miembros de la fuerza pública tienen la posibilidad de votar. La primera ocasión lo hicieron en las elecciones generales del 2009.
Los militares fueron los encargados de mantener el orden y el control en el interior de los recintos electorales.
Los policías vigilaron los exteriores de los centros educativos y controlaron el tránsito en los alrededores.