Fanny Campos, coodinadora nacional de Pachakitik y Carlos Pérez G., presidente de la Ecuarunari.
El pasado 27 de enero, las diferencias entre dos sectores de Pachakutik se evidenciaron con gritos y acusaciones de lado y lado por una supuesta defensa de intereses personales. El uno es la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) y el otro es la Confederación de Pueblos de la Nacionalidad Kichwa del Ecuador (Ecuarunari).
Ambos se niegan rotundamente a los diálogos con agrupaciones políticas de derecha. En el otro lado está Fanny Campos, quien tiene el apoyo de otros sectores del movimiento que, el pasado 28 de diciembre, votaron por la opción de prorrogarla en funciones en la coordinación nacional, hasta después de las elecciones del 2017.
Mientras tanto, las bases esperan definiciones sobre el congreso extraordinario programado para el próximo 5 de marzo, en el que el movimiento indígena planea debatir las posibles alianzas y elegir a una nueva directiva. Campos afirma que ella, junto al comité ejecutivo, esperan una propuesta por escrito para analizar si aprobarán o no este congreso. Ella y Pérez Guartambel, presidente de la Ecuarunari, hablan sobre la crisis.
Fanny Campos
Coordinadora Nacional de Pachakutik
‘Pachakutik tiene buenos cuadros, pero aún no da candidatos’
¿Por qué se produjo la división en Pachakutik?
En el momento en que aparecieron los intereses personales, cuando parte de la organización se adelantó a decir nombres. Puede ser hace un mes, más o menos. ¿Pachakutik anunció candidatos? ¿Quién está atrás de las candidaturas? ¿Cómo sostener nuestro proyecto político si nosotros lo que estamos planteando primero es un proyecto anticrisis para luego sentarnos a elegir entre nuestros buenos referentes?
¿Entonces quién ha hablado de candidatos dentro el movimiento?
La gente de Unidad Popular está hablando de candidatos que pertenecen a Pachakutik, y nombran a Carlos Pérez, Lourdes Tibán, Kléber Jiménez, Martha Roldós. Dicen que para la Presidencia. Nosotros no queremos caer en ese error. El pueblo ecuatoriano está cansado de que nosotros en vez de estar metidos en el tema coyuntural económico, político y social veamos candidatos. Pachakutik tiene sus buenos cuadros, su gente que es referente y que ha trabajado, que ha luchado, que tiene el compromiso de representarnos, pero nosotros aún no damos nombres.
Las críticas de la Conaie y la Ecuarunari son por la reunión con la derecha. ¿Pachakutik se aliaría con gente de esa tendencia?
Estamos mirando un trabajo en que los compañeros tienen que estar con firmeza y seguridad, porque este tiempo es el nuevo tiempo de Pachakutik.
Sí, ¿pero se aliarían o no con figuras como Guillermo Lasso o Jaime Nebot, si ellos se presentaran y se volviese necesaria una alianza con la derecha?
Ahora sí estamos viendo quién juega con los intereses personales y no está pensando en el colectivo y no puede solamente suceder en nuestro movimiento. Las bases de Pachakutik tienen que resolver. La decisión está en la base. En el momento en que suceda algo así, la coordinadora lo que tiene que hacer es obedecer.
Y personalmente, ¿qué piensa al respecto?
Mis ideas personales no cuentan acá. Yo no puedo darlas porque soy representante de un colectivo y lo que yo pienso y lo que yo digo, no sirve en estas circunstancias.
La Conaie dice que usted puede estar en funciones prorrogadas solo por un plazo de tres meses, pero se quedará hasta 2017…
El Consejo Político tiene el mandato de tomarse atribuciones. Después del congreso, es la segunda instancia. El estatuto nos permite que, si se tiene mayoría en alguna propuesta, esta puede ser válida.
Carlos Pérez G.
Presidente de la Ecuarunari
‘Aprendimos la lección tras apoyar a Correa y a Gutiérrez’
¿Cómo afecta esta disputa entre la Conaie y la dirigencia actual de Pachakutika, su objetivo de lograr el Estado plurinacional?
No puede ser que siga este divorcio entre Pachakutik y el movimiento indígena. ¿Se divorció la hija de la mamá? No está bien tener solo una visión pragmática y maquiavélica de ganar elecciones. Ya se ha ganado en otras épocas, ¿pero qué se ha conseguido? Ahí hay dos miradas: la coyuntural y la nuestra, que es de principios e integral. La una es de cambios epidérmicos y la nuestra, de cambios profundos.
¿Cómo se puede lograr?
El movimiento indígena no está solo para elecciones, sino para convidar las luchas. Principios como el sumak kawsay, lo tomaron Evo Morales, para Bolivia. El ‘mandar obedeciendo’ lo tomó el ejército zapatista, en México, en 1994. Somos la única alternativa al desarrollo: no somos ni capitalistas ni comunistas, somos comunitaristas. Eso nos diferencia hasta de los movimientos de izquierda, por nuestra conexión con el mundo espiritual y el cosmos.
Según otros sectores de Pachakutik, para lograr cambios se necesita ganar elecciones. ¿Cómo superar el revés del 3% en 2013?
El contexto es distinto ahora. En 2013 estábamos golpeados por haber apoyado a Rafael Correa, él tenía muchos seguidores en esa época y Alberto Acosta seguía siendo identificado como correísta. Ahora nos recuperamos en el imaginario colectivo, porque fue el movimiento indígena el que dio la cara y puso el cuerpo en las calles, con el levantamiento de agosto. Eso nos dio legitimidad.
En enero, la Conaie protestó por la reunión con movimientos de toda tendencia política. ¿Pero hablar con la derecha, para la agenda mínima, significa sacrificar principios?
Allí no se trató de conversar sobre la salida a la crisis, sino de cocinar candidaturas. Ahora la Coordinadora dice que se iban a tratar otros temas. Pero en pretexto de sacar a Pachakutik de ese 3%, no es factible reunirse entre ushkos y pollos. Los que nos han explotado toda la vida quieren unidad, pero que sigamos empujando de atrasito. Vamos a ver si Lasso renunciará la candidatura, por esto. No lo hará. Nos quieren seguir utilizando, pero no permitiremos.
¿Qué harán entonces?
Se puede llegar al Gobierno sin aliarse entre moros y cristianos, porque no es ético. La derecha tiene intereses y la izquierda, principios. Aprendimos lecciones en dos momentos históricos: apoyando a Gutiérrez y a Correa, que nos dieron las espaldas.