Entrevista a Pablo Lucio Paredes / Economista y ex asambleísta
¿Por qué es casi una mala palabra que una persona diga que es de derecha?
Desde hace 30 ó 40 años, en varios países, la izquierda ha tenido la habilidad de vender la idea de que la izquierda es buena y la derecha es mala. Más allá de eso hay que clarar que la derecha tiene dos concepciones.
¿Cuáles?
Hay una derecha que cree que su única responsabilidad es producir y generar rentabilidad. Pero también hay la derecha liberal en el sentido clásico, cuyo sustento son ciertos principios que tienen que ver con el individuo, las libertades y el desarrollo. La derecha se ha olvidado de sustentarse en esos principios y proyectarlos.
¿Esas dos concepciones son incompatibles?
No. La derecha liberal se sustenta en individuos que tratan de salir adelante. También se fundamenta en el Estado de Derecho, como principios que deben respetarse. Y obviamente se sustenta en el mercado, que maneja una parte de las relaciones.
¿Se puede decir que la derecha ha perdido la batalla mediática con la izquierda?
Es una batalla que empezó a perderse desde hace tiempo, pero que se ha profundizado en el actual Gobierno. La izquierda tuvo la habilidad de ocupar los espacios mediáticos, educativos y de las publicaciones. Quizá la derecha liberal consideró que, al ser sus principios tan obvios, no hacía falta estar en esos espacios.
Pero en estos casi 35 años de retorno a la democracia, los partidos que representaban a la derecha también fueron responsables de graves crisis políticas y económicas.
Sin lugar a dudas hay una gran responsabilidad. No se ha transmitido a la gente que el liberalismo es solidario y que busca resolver problemas colectivos.
¿Esos partidos exhibieron solidaridad en su práctica política? Los socialcristianos, a través del Congreso, ejercieron una dura presión, entre el 1992 y 2006.
Igual que muchos otros, los movimientos liberales no han aportado a mejorar la política en el país. Se han centrado simplemente en mirar su pequeño espacio, sus pequeños negocios e intereses. Pero el otro aspecto fundamental para esa crisis fue el entorno en que vivían los gobiernos de esa época, que los obligaba a preocuparse de otras cosas que lucen alejadas de la gente.
¿Se refiere al contexto económico internacional?
Sí. Hace 20 años había un precio del petróleo de 10, 15 ó 20 dólares y la preocupación de un Gobierno era poner orden en las finanzas. La plata alcanzaba con las justas. Había un entorno inflacionario que había que controlar. Entonces, tener una macroeconomía en orden ayudaba a que la gente pueda tener una vida menos dura. Pero eso no se percibía.
¿El cambio de esas circunstancias externas favoreció a la actual administración?
Han cambiado fundamentalmente dos cosas, que son producto de las circunstancias y no del Gobierno. En primer lugar hay una economía dolarizada en la que no hay mucha inflación y no existe un problema devaluatorio. Y en segundo término hay un precio del petróleo de USD 100. Entonces las preocupaciones de los gobiernos cambian.
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¿Los gobiernos de Durán Ballén, Fabián Alarcón, Jamil Mahuad y Gustavo Noboa abandonaron la política social o no se supo comunicar lo que se hacía?
No hubo preocupación por informar lo que se hacía. Se pensaba que con ciertas acciones se obtenían ciertos resultados que, automáticamente, generaban una percepción positiva en la gente.
¿Solo fue un problema de comunicación?
Entre 1992 y 1996 fue uno de los períodos en que más disminuyó la pobreza. Se bajó la inflación, se recuperó el poder adquisitivo y hubo un crecimiento razonable para las circunstancias de la época. Lo que sucede es que no había políticas microeconómicas y específicas. En la actualidad se ha podido pasar a lo micro porque la macroeconomía está en orden.
Pero la dolarización es resultado de la crisis bancaria del 99, registrada en el gobierno de Mahuad.
En el imaginario del ecuatoriano esa crisis está presente por la sensación del mal manejo político de la época y por las relaciones de poder incestuosas que existían. Evidentemente ese episodio le pasa factura aún a la derecha. Sin embargo, hay que recordar que esa crisis fue el resultado de la crisis internacional del 97, la caída del precio petróleo hasta 7 dólares, un fenómeno de El Niño impactante y un entorno político y bancario débil. Por eso, cualquier Gobierno hubiera tenido enormes dificultades.
¿El Gobierno de turno fue responsable por permitir esas relaciones incestuosas?
Sin duda. Esa crisis se pudo manejar de otra manera, pero era una situación muy difícil. Pero esa crisis en las actuales circunstancias, con las relaciones incestuosas que aún se dan en el poder, hubiera generado una serie de dificultades para resolverla.
¿En la campaña hay representantes de la derecha que no se reconocen como tales por su costo político?
La pregunta que hay que hacerse es si en la derecha hay o no movimientos que tratan de hacer mejor política. Es decir, que estén pensando en el largo plazo, capacitando cuadros, generando discusiones serias, etc.
¿Hay algún movimiento con esas características?
Concertación lo hizo de manera muy seria, pero lamentablemente le falló la coyuntura política. Creo que han dejado una semilla para mejorar la calidad de la política ecuatoriana.
No luce una semilla muy sólida: un grupo de Concertación se fue con Mauricio Rodas y otra facción con Guillermo Lasso.
Probablemente la capacidad organizativa de la Concertación no ha sido muy buena, pero conceptualmente sí. También creo que Guillermo Lasso ha hecho las cosas de forma seria.
¿Lasso sí representa una nueva derecha?
No tengo ninguna duda de que representa a la derecha liberal.
¿Y en qué reside la seriedad de su propuesta política?
Porque él no ha organizado las cosas a última hora para ganar la elección. Desde hace al menos cinco años trabaja en la discusión política y formación de cuadros.
¿No queda la sensación que usó su banco de plataforma?
No sé si lo usó o no. Creo que su proyecto del banco (del barrio) lo hizo pensando en la gente y como parte de su proceso de vida. Y la otra persona que tiene mucho por ganar es Mauricio Rodas.
¿Lasso no camina por un andarivel populista, como el Presidente, cuando en su primera intervención electoral ofrece elevar el bono de desarrollo humano?
Cualquier representante de la derecha liberal tiene la misión de transmitir el mensaje de que la sociedad requiere de eficiencia y equidad. Si solo hay eficiencia se genera una sociedad conflictiva. En cambio, si solo hay equidad se camina hacia una sociedad que se va empobreciendo; este es el gran error de la ‘revolución ciudadana’. Por eso, el propósito de la derecha debe ser lograr eficiencia económica para generar recursos que impulsen la equidad.
¿Qué debe plantear un candidato de la derecha liberal?
Un país que genere el entorno adecuado para que la gente pueda emprender, sin la carga de controles, trámites e impuestos. Para ello también es necesario un país que se abra comercialmente al mundo. Sobre esas bases se puede trabajar de forma simultánea la política social.
¿No es una contradicción que la derecha haya criticado durante seis años los subsidios y ahora su primera oferta es elevarlos?
Puede existir esa imagen. Lo que es importante es transmitir el mensaje de que la equidad se la hace brindando oportunidades.
En la campaña la izquierda radical acusa al Presidente de ‘derechizarse’, ¿en verdad hay una política económica de derecha en el poder?
Eso es parte de la estrategia política de la izquierda. Evidentemente este es un Gobierno de izquierda. Tiene una visión estatista-socialista de temas como la salud, la educación…
La Coordinadora de las Izquierdas dice que los grandes empresarios han hecho buenos negocios con Correa.
Por definición, cuando el dinero del petróleo ingresa a la economía siempre va a manos privadas. El Gobierno le paga a un empleado público un sueldo, que luego hace compras en empresas privadas. Cuando se hacen obras se contrata a constructoras privadas. Como hay mucho dinero por los precios del petróleo hay buenos negocios de las empresas. Pero eso no tiene nada que ver con la visión del Gobierno. No nos olvidemos la visión estatista que tiene sobre los medios y de su negativa a la apertura comercial.
El Presidente dice sí a la apertura comercial, pero no al “bobo” aperturismo.
Pero no hace eso. La visión de la derecha liberal es abrirse con inteligencia al mundo. La visión estatista del socialismo es lo que hace el Gobierno: encerrarse.
El Régimen dice que busca nuevos mercados y que busca un acuerdo comercial con la Unión Europea y EE.UU.
El Gobierno lleva seis años en el poder y no ha negociado esos acuerdos comerciales.
¿Por qué?
O en el fondo no le interesan o porque quiere que la negociación sea 100% favorable lo que, técnicamente, no es una negociación. Ecuador exporta 700 dólares por habitante, mientras que los países abiertos venden 5 000, 10 000, 30 000 dólares por persona. Eso es aprovechar las oportunidades.
Lucio Gutiérrez ofrece impulsar a microempresarios, firmar apertura comercial y hacer un manejo ordenado de la economía, ¿es un representante de la derecha?
No conozco su pensamiento para decir si es de la derecha liberal.
Fue Presidente 27 meses.
Creo que en ciertos aspectos el manejo de su Gobierno fue razonable. Tuvo un manejo fiscal ordenado y una cifra de inflación importante: entre el 1,5% y el 2%. Hoy estamos en niveles del 5%, aunque hay gente que tiene la percepción de que es mayor. Entre los gobiernos de Gustavo Noboa y Gutiérrez se hicieron las dos únicas hidroeléctricas nuevas que son Mazar y San Francisco. Lo hicieron en cuatro o cinco años. Este Gobierno lleva seis años y solo ha inaugurado Ocaña, de 50 megavatios.
Pero ejecuta otros megaproyectos hidroeléctricos.
Sí, pero los otros también hicieron. Entonces no es cierto que el actual sea el único Gobierno que pensó en hidroeléctricas. Si no hicieron ocho proyectos es porque antes el petróleo estaba en 30 dólares y no en USD 100.
Volvemos al principio, ¿la derecha no comunica?
Sin duda. Un mérito del Gobierno es haber trabajado con el imaginario de la gente. El concepto de que el país ya es de todos es válido. Probablemente el ecuatoriano sentía que no era parte de un proyecto de nación y ahora lo es. Lo malo llega cuando se quiere lavar el cerebro a la gente.
HOJA DE VIDA
Pablo Lucio Paredes
Su trayectoria. Doctor en economía aplicada del Instituto de Estudios Políticos de París. Tiene una maestría en física nuclear. Fue secretario de Planificación entre 1992 y 1993.
Su punto de vista. La derecha liberal del país debe saber comunicar que una sociedad requiere de eficiencia económica y de equidad.