Aunque el Gobierno se atribuye como un triunfo la resolución de ayer de la OEA, su contenido finalmente no tuvo la “contundencia” que pretendía de antemano
Si bien dio su “respaldo” a Ecuador en su reclamo de que se respete su Embajada en Londres, el organismo se abstuvo de apoyar el asilo concedido a Julián Assange, fundador de Wikileaks.
En ninguno de los seis puntos de la resolución se condena a Reino Unido por su amenaza de ingresar -sin autorización- a la legación ecuatoriana para apresar a Assange. Tampoco se apoya el asilo concedido al ‘hacker’ ni se hace referencia al salvoconducto para evadir la extradición a Suecia, como es la aspiración ecuatoriana.
Así, la resolución de la OEA contrasta con la fuerza de los pronunciamientos de la Unasur y la Alba. Ambos bloques respaldaron el asilo a Assange y condenaron la actitud desafiante del Reino Unido.
“El Gobierno aspiró demasiado: humillar al Reino Unido. Eso no permitió un respaldo categórico en la OEA, que solo se ratificó en el principio de inviolabilidad de los locales diplomáticos”, opina Mauricio Gándara, ex embajador en Londres. A su juicio, Ecuador no analizó que no todos los países de la OEA son suscriptores de la Convención del Asilo y, por lo tanto, era difícil recibir el apoyo en la protección a Assange.
De hecho, en el punto central de la resolución se expresa “solidaridad y respaldo” a Quito, pero no se menciona de forma explícita a Londres y a sus “amenazas”.
“(La OEA resuelve) rechazar cualquier intento que ponga en riesgo la inviolabilidad de los locales de las misiones diplomáticas (…) en este contexto manifestar su solidaridad y respaldo al Gobierno del Ecuador”, señala el cuarto punto del texto.
Según reporte de la agencia DPA, la resolución planteada por Ecuador fue “suavizada” tras cinco horas de negociaciones de los cancilleres del hemisferio.
Solo así su contenido resultó aceptable para países como EE.UU., Canadá y hasta los del Caribe anglófono, que habían expresado su reticencia a tratar un tema que consideran “bilateral”.
En ese marco, fue clave la comunicación enviada el jueves por el Reino Unido al Ecuador, en que descartaba cualquier ingreso sin autorización a la legación.
De ahí que durante el debate, John Feeley, secretario de Estado adjunto de EE.UU. para A. Latina, dijera que no era pertinente tratar el tema. “Seamos realistas y objetivos: no debemos perpetuar el debate sobre amenazas percibidas sobre las que se nos ha dado ya garantías de que no existen”.
Feeley fue secundado por su par canadiense, Wendy Drukier, representante de Canadá, quien dijo que no era equilibrado tratar un tema sobre el Reino Unido, cuando este país no es miembro pleno con derecho de la organización. En esa línea también se había pronunciado Panamá.
De ahí que en lugar de una condena a Londres y expresar su apoyo al asilo para Assange, la resolución de la OEA invitó a Ecuador y Reino Unido a “continuar el diálogo que permita resolver sus actuales diferencias de acuerdo con el derecho internacional”.
A la luz de estos hechos, el embajador Luis Narváez cree que es un error analizar la resolución como un “triunfo” para Ecuador y una “derrota” para Reino Unido.
A su juicio, la comunidad internacional fue la ganadora, pues se ratificó que el diálogo debe ser el camino que los países tomen para arreglar sus diferencias.
Por su lado, el presidente Rafael Correa dijo anoche en cadena nacional que “ ayer se recibió una comunicación de la Cancillería del Reino Unido manifestando que en referencia a la nota que nos presentó el señor encargado de negocios en Ecuador, subraya, que en ningún momento hubo amenaza alguna en contra de la Embajada de Ecuador y su compromiso absoluto con los principios de la Convención de Viena (…) Aunque es evidente que hubo amenaza entendemos esta comunicación como una retractación de la mencionada amenaza, la cual acogemos con alegría”.